Hace un tiempo, nos preguntábamos quién era Cory Kennedy. Pues bien, básicamente, Cory Kennedy es una niñata fiestera y alocada con mucha pasta para gastar en ropa y en complementos de marca.
Como ella, existen muchas otras estrellitas: cantantes, actrices o, simplemente, niñas de papá, que adoran ser el centro de atención y tirar de las tarjetas de crédito. Enfants terribles que comparten el gusto por la moda y por el lujo. A veces, como en el caso de Cory, tienen una particular visión del estilo. En otros casos, como Paris Hilton o Lindsay Lohan, son algo más convencionales a la hora de vestir, aunque también tienen sus excentricidades:
Son jóvenes, guapas, famosas, pudientes y hedonistas. Aparecen en las revistas de moda y del corazón, y también las siguen en Internet. Con todo, se han convertido en unos particulares mostradores de la moda que hay que tener en cuenta ya que están al día de todas las tendencias, cada una con su propio estilo y con sus fieles seguidores (y también detractores). Conscientes de esta “imagen de marca” que desprenden, algunas de ellas se han apuntado al negocio: Paris Hilton, por ejemplo, lanzó un perfume, y las gemelas Olsen tienen su propia línea de accesorios.
El caso de Cory es algo particular porque surgió del anonimato, con Internet como única plataforma para la fama. Sus compañeras, en cambio, alternan las juergas con algunos bolos en la tele, en el cine, o hasta cantando.
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