Cuando ocurre una gran desgracia, a menudo surgen héroes ciudadanos donde menos se espera. Como si necesitáramos una esperanza para seguir manteniendo la fe en la humanidad en medio de la desgracia. El pasado lunes, el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena se convirtió en el epicentro del dolor, con un atentado que acabó con la vida de 22 de los asistentes y ha dejado 59 heridos, la mayoría de ellos niños y adolescentes. Y, en medio de la desgracia, surgió la figura de Paula Robinson, una abuela convertida en la heroína para muchos de los niños supervivientes y para sus familias.
Paula no estaba en el recinto del Manchester Arena cuando se produjeron las explosiones, sino en una estación de tren cercana. Cuando se acercó al lugar del atentado, encontró a muchas adolescentes corriendo solas, sin la presencia de un adulto, y aterrorizadas. Así que ella y su marido decidieron llevarlas a todas a un hotel cercano para que tuvieran un lugar donde estar hasta que pudieran contactar con sus padres.
Can we give praise to this lady "Paula Robinson" who is looking after missing children,when evil strikes the people hit back👏🏻 #Manchester pic.twitter.com/fdfeZGD4KW
— Jono Morris (@jonomorris1) 22 de mayo de 2017
A través de esta publicación en sus redes sociales, informaba a los padres de los niños perdidos de que estaban a salvo con ella en este hotel y de que podían llamarla para comprobar si sus hijos estaban bien. «No hice nada que no hubiera hecho cualquier otra persona. Pensé en mis propios hijos y en lo que yo habría querido. Querría que alguien los cuidara y los alejara del lugar hasta que yo pudiera hacerme cargo», ha declarado a Rolling Stone.
Imágenes | Gtresonline.
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