A los que nacisteis a finales de los 80 este título os sonará a chino mandarín. Los que vivieron, aún de renacuajos, los 90 sabrán de lo que hablo. Ice, Ice baby, la canción de que glorificó Vanilla Ice y de la que vendió 20 millones de copias en los años 90. Con ella subieron a lo más alto los pantalones Mc Hammer (otro rapero de la época) y las super hombreras. ¿Cómo os suena? Muy Balmain en principio…
¿Complicado? Creo que no arreglo el asunto si os digo que al contemplar la primera salida del desfile celebrado en el Grand Hotel de Balmain Primavera-verano 2012 me vino a la mente Anna… no Wintour, sino Dello Russo ¿os ha ocurrido lo mismo? Este look de arlequín trasnochado con encaje en los hombros no me ha traído recuerdos de Sade, quien parece es musa de la colección, sino de la reina de la ornamentación pasada de rosca. La sensación, aunque se ha mitigado un poco con el transcurrir de los looks, no se ha ido del todo.
El blanco y negro es sencillamente exquisito pero cuando lo que lo luce son rayas horizontales y transversales una no puede evitarlo: o es un arlequín o es un presidiario. Ninguna de las modelos de Balmain lo es, parecen más bien Grace Jones sacada del KU ibicenco en aquellas noches gloriosas que un día me contara el fotógrafo Mario Gómez.
Sus toques del Versace antes de su asesinato y del denim de Calvin Klein y sus “no hay nada entre mis Calvin y yo” no han mejorado el asunto en cuestión. Su entrada en territorio masculino con maxiblazers de smoking acompañadas de pantalones harém que suben hasta la garganta quizás es lo más aparente y llevable.
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