Si quieres que tu ropa favorita te dure para siempre, es importante que la cuides y la mimes para que no se estropee antes de tiempo. Da mucha rabia cuando ves que tu jersey favorito ha encogido, cuando unos pantalones han perdido su color o cuando un vestido nuevo sale como si fuera viejo de la lavadora. Por eso es tan importante lavar la ropa con agua fría y tener en cuenta ciertas recomendaciones a la hora del lavado.
Cuando lavar la ropa con agua fría
Es preferible que siempre lavemos la ropa con agua fría o templada (a unos 30-40 grados), sobre todo si es de color oscuro, si se tratan de tejidos delicados o si lo indica en la etiqueta de la prenda (esa que no leemos nunca pero como ves, contiene información importante).
Si la ropa está muy manchada o es de color blanco o claro, podemos lavar con el agua algo más caliente, ya que se disuelven mejor las manchas. Sin embargo, si nuestra blusa más delicada de encaje o ese vestido tan romántico de gasa blanca han sufrido alguna mancha es preferible que la lavemos a mano antes (cuando está reciente) con detergente especial para prendas delicadas, y hagamos después un lavado corto en frío.
El agua caliente también es más conveniente que el agua fría para eliminar gérmenes y para las personas que sufren alergias (lavando por encima de los 60 grados se garantiza la eliminación del 100% de los ácaros del polvo, mientras que apenas se consigue eliminar el 6% lavando a 30 o 40 grados).
Beneficios de lavar con agua fría
Cuando lavamos con agua demasiado caliente, corremos el riesgo de desteñir y mezclar los colores de la ropa que viene teñida, también podemos romper las hebras de las telas más delicadas (o de ese jersey de dudosa calidad que nos costó unos pocos euros en una tienda low cost), y podemos encoger la ropa de tejidos como la lana.
Pero además, lavar la ropa con agua fría tiene otros beneficios extra: nos permite ahorrar energía, ya que el mayor gasto eléctrico se debe al calentar el agua fría, y también aumenta la vida útil de las lavadoras, ya que con agua caliente, la cal tiende a incrustarse en los tubos y en el tambor de la lavadora, disminuyendo su eficacia y estropeándola antes de tiempo.
Así que si quieres incrementar la vida de las prendas, conservar su color y forma original, trata de lavarlas siempre con agua fría o templada (por debajo de los 30 grados).
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