Cuando nos imaginamos un año entero por delante sin comprar nada de ropa, nos puede parecer algún tipo de tortura psicológica con la inmensa cantidad de ropa mona que hay por todas partes. Pero hay mujeres que lo han hecho de manera consciente y voluntaria y, además, les ha cambiado la vida y la perspectiva de las cosas. Un ejemplo de que si quieres, también tú puedes someter tu armario fashion a una dieta detox.
Hemos hablado con tres mujeres que estuvieron un año sin comprar ropa y que nos cuentan su experiencia. Ellas son Cynthia Bagué (@cynthiabague_), Youtuber de Somewhear, que va a plasmar toda su experiencia en una publicación impresa estilo fanzine, Mercé Jiménez, de Vida Minimalista, y Melisa de @madrereciente.
¿Qué lleva a una mujer a dejar de comprar ropa?
Hay muchas razones para dejar de comprar ropa: para ahorrar, por motivos ecológicos, o simplemente, para simplificar tu vida, vaciar tu armario y que tu estilo no esté sometida a la dictadura de la moda, que cambia de un mes a otro.
Cynthia nos explica que: "Estaba pasando por un momento en el que empezaba a saturarme de tanta tienda, tanta rebaja, tanta tendencia, y empecé a leer sobre este "movimiento" por casualidad. No dejaba de pensar en ello y entonces, simplemente, empecé con ello aprovechando que comenzaba el 2016. Lo compartí con toda la gente posible para que eso hiciera más difícil el echarse atrás"
Mercé en cambio se lo planteó como un reto: "Siempre tenía esas ganas de comprar (sobre todo ropa y decoración), ir a las rebajas y encontrar chollos, siempre creía que necesitaba algo o que me haría feliz, así que me planteé hacer una especie de “detox” de comprar sin necesidad".
El reto de Melisa de un año sin compras se planteó como un fogonazo: "Pasó un otoño, justo el día de uno de esos cambios de armario en el que miras la ropa sobre la cama y ves todo eso que no te pones hace años, o que no te pusiste nunca o que no recordabas tener. Yo guardaba cosas de incluso hace veinte años. Había leído no hacía demasiado algunos temas sobre lo contaminante que es la industria de la moda, la cantidad de residuos que genera de difícil manejo, las iniciativas de algunas cadenas por recuperar y reciclar prendas. Simplemente miré lo que tenía y me dije que podría intentarlo, que tal vez incluso podría aprender de la experiencia".
Cynthia y Mercé reconocen que antes del experimento siempre picaban algo cuando se perdían en las tiendas online y que parte del sueldo mensual se lo dejaban en ropa, mientras que a Melisa, no le costó mucho estar un año sin comprar porque antes del reto tampoco era adicta a la moda y la ropa le duraba años.
¿Cómo es la experiencia de estar un año sin comprar?
Para todas ellas el experimento ha sido de lo más interesante: "Ha sido una experiencia fantástica que ha cambiado totalmente la manera mi relacionarme con la moda", reconocer Cynthia.
Melisa cuenta que "Realmente llamarlo reto es demasiado, es sorprendentemente sencillo. Podría haber estado más tiempo sin problema. Y eso que no me limité a ropa, tampoco compré calzado, complementos, cosmética... Aprendí a contenerme, a avanzar sin mirar escaparates, a identificar lo que realmente necesitaba"
Se nos hace difícil pensar que no hayan caído en la tentación de comprar durante un año entero, pero ellas nos confirman que no ha sido tan complicado: "Una vez tu cabeza cambia el chip, es más fácil seguir mes a mes con tu propósito. Cuando sentía el gusanillo de comprar o un flechazo con algún escaparate, enseguida me convencía a mi misma de que no lo necesitaba", explica Cynthia. "Solo compré alguna cosa que necesitaba para sustituir a otra, en este caso no por capricho, si no por necesidad", nos cuenta Mercé. Melisa va incluso más allá: "No me he saltado el reto. De hecho, lo he ampliado, porque mis hijos lo han sufrido indirectamente. Para ellos también ha sido un año de pocas compras. Aunque las ha habido, claro, porque crecen y rompen".
Ellas han comprendido que en cuestión de ropa, hay pocas cosas imprescindibles: "Ropa interior, un abrigo, un pantalón, un jersey... con eso y poco más podemos vestirnos y salir a la calle día tras día sin problema. He ido durante días con el mismo pantalón, jersey, deportiva y abrigo, y el mundo no ha terminado" nos comenta Cynthia.
"Comprar solo lo que necesitamos de verdad no significa no tener nada, ni darse ningún capricho, pero sí saber controlar esos impulsos y centrarme más en lo que para mí es esencial", nos explica Mercé.
Melisa nos ayuda a poner las cosas en perspectiva: "Si piensas en esas personas que tienen que hacer tantas cuentas para llegar a fin de mes o que directamente no llegan, te das cuenta de que solo plantearte este reto es un lujo. Da un poco de vergüenza. Tú lo haces porque quieres".
¿Qué cambia después de estar un año sin comprar?
Los beneficios de no comprar nada durante un año van más allá del ahorro de dinero, y afectan hasta a nuestro estilo, convirtiéndolo en algo con mucha más personalidad, por eso nos encanta la confesión de Cynthia: "Me he vuelto más consciente, más minimalista, más sostenible, más creativa y mucho más crítica con todo lo que me rodea a diario. Incluso profesionalmente me ha ayudado a darme cuenta de que estaba encaminando mis pasos en la dirección errónea. Mi estilo personal también ha evolucionado a algo que se identifica más que nunca con la persona que soy y con cómo quiero mostrarme al mundo".
Los beneficios según Mercé son numerosos: "quitarme el ansia por comprar y comprar, dejar de gastar un dinero que podría haber invertido en experiencias con mi familia o con amigos"
Lo que nos cuenta Mercé hace que nos queramos unir también al reto sin compras: "Ahora sin duda compro con cabeza y no por impulso, he decidido volver a hacer el reto este año, esta vez con el fin de ahorrar para un próximo gasto mayor, pero si quiero comprar algo por capricho será también meditado, al menos para saber que será algo que le dé buen uso y que no se quede con la etiqueta en el armario".
La forma de comprar de nuevo cambia totalmente, como nos dice Melisa: "Identificas aquello que sí que te vas a poner, que necesitas en el sentido de que le darás uso. Porque no lo tienes, porque algo se te ha estropeado ya mucho, o porque encaja con lo que te gusta ponerte. Ahora miro lo que tengo delante y me lo pienso más a la hora de comprar".
Melisa encuentra además muchos beneficios: "he ahorrado tiempo, he ahorrado dinero que he invertido en descubrir los mangas (la animación japonesa de Ghibli siempre me encantó), he aprendido a ser consciente de lo que tengo, he recombinado y reciclado con éxito, he visto lo fácil que es a veces ir contracorriente y despertar un poco de conciencia".
Hay muchas alternativas para renovar tu armario antes de ir de compras: reciclar, nuevas combinaciones, el DIY, la ropa vintage son los nuevos descubrimientos de estas mujeres. "Ahora el 85% de la ropa que compro es en tiendas vintage y de 2º mano, y siempre lo hago con cabeza. Siempre reflexiono acerca de si necesito esa prenda, aunque sea una ganga. Coso mucho más, hago más DIY, ya no solo de ropa, sino de decoración, por ejemplo. Me esfuerzo en aprender más técnicas, en hacer cosas con mis manos y mi cabeza antes que ir corriendo a que me lo den hecho (y de manera poco ética, seguramente.)" nos explica Cynthia.
Foto | Priscilla Du Preez on Unsplash
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