¿Alguna vez habéis pensando cuánto os gustaría poder olvidar esa experiencia que tanto daño os ha hecho? Muchas de nosotras hemos fantaseado en alguna ocasión con poder borrar de nuestra memoria a ese chico y aquella relación que tan mal salió y tanto daño nos hizo. Quizás poder olvidar para siempre la discusión tan terrible con nuestros padres que lo cambió todo para siempre, o aquel ridículo inolvidable que nos ha impedido volver a quedar con ese grupo de gente.
Algo así es lo que plantea la película ¡Olvídate de mí!. Jim Carrey (Joel Barrish) olvida a Kate Winslet (Clementine Kruczynski) y todo recuerdo de su relación gracias a un procedimiento novedoso. Clementine habría hecho lo mismo anteriormente por lo que, cuando vuelven a encontrarse, ninguno de los dos recuerda que ya salieron juntos anteriormente.
En la película este proceso no sale del todo bien y conlleva mucho sufrimiento para Joel que, en realidad, no quiere olvidarse por completo de Clementine. Sin embargo, la idea de borrar recuerdos dolorosos puede ser tentadora y, ahora, algunas investigaciones científicas señalan que no es del todo imposible.
Una investigación publicada hace unos días en la revista Science Advances y realizada en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid, encontró que la aplicación de una dosis de propofol - un sedante - podía ayudar a reducir el recuerdo que tenemos de eventos traumáticos concretos y la relación existente entre el recuerdo en sí y nuestra emoción negativa. Es decir, no olvidaríamos del todo las cosas ocurridas, pero sí se "rompería" la relación creada entre la memoria y las emociones negativas.
Debemos tener en cuenta que esta investigación es muy preliminar, la muestra en la que se llevó a cabo es muy pequeña - tan solo 50 personas - y, además, no se investigó con recuerdos reales de la persona sino con historias previamente aprendidas (que podían haber olvidado por otros motivos). En cualquier caso, si nuevas investigaciones encuentran la efectividad del propofol para ayudarnos a romper la relación entre nuestros recuerdos y las emociones negativas que nos suscitan, estaríamos ante un gran descubrimiento.
Y aquí es donde entran en juego la utilidad y la ética de este procedimiento. ¿Es ético o sería posible utilizar esta técnica para olvidar todo lo que nos hace sentir mal? La respuesta, para mí, como psicóloga, es que no. Se trata de una técnica que podría ser útil en contextos muy concretos: por ejemplo, pacientes que padecen estrés postraumático y, a pesar de recibir medicación y psicoterapia, no presentan mejoras. O casos concretos en los que las situaciones y recuerdos traumáticos nos incapacitan.
Si este procedimiento llegara a poder utilizarse con cada recuerdo que nos hace sentir mal, perderíamos una parte esencial de la vida y de nuestra experiencia como seres humanos. Y es que, sufrir y estar tristes, perder y llorar, nos hacen ser quienes somos tanto como ser felices, reír y vivir momentos maravillosos. Perder eso sería perder parte de nuestra vida emocional y si perdemos nuestras emociones, ¿qué será lo siguiente?
Una de nuestras tareas como seres humanos es aprender a aceptar, valorar y manejar tanto las cosas bonitas como las feas que nos ocurren en la vida, porque todas son parte de nosotros. Intentar borrar y esconder nuestros recuerdos negativos no suele salir bien. Y si no, preguntadles a Jim y Kate.
Imágenes | Spotless Mind Of Eternal Sunshine, Giphy
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