Separarse y decir adiós nunca es algo sencillo, especialmente cuando hay hijos de por medio y no se tiene la certeza de qué decisión será la mejor. Se siente miedo, estrés, ansiedad... el cambio de vida asusta y más aún cuando faltan, o no tenemos, fuerza emocional ni recursos suficientes como para poder gestionarlo. Hablamos con dos expertas para ayudarnos a descubrir si realmente estamos preparadas para afrontar un divorcio.
Antes de entrar en el tema en profundidad, la psicóloga Lucía Cuesta nos explica que es importante entender que cuando una persona decide separarse, normalmente ha habido una trayectoria y un proceso de aceptación anterior en la que uno reconoce que la relación ya no es lo que era y que lo que les une a día de hoy son cosas materiales.
"En algunos casos, la decisión es drástica, sin un proceso previo de desgaste emocional y de pareja, y eso ocurre sobre todo en casos de infidelidades en los que ésta, siendo considerada un acto indeseable e inesperable dentro del contrato matrimonial que existía, lleva a tomar la decisión de romper con el mismo", afirma Cuesta.
Recuerda las razones que te han llevado a plantearte la ruptura
La psicóloga clínica y educativa introduce que es importante recordar cuáles han sido las razones que nos han llevado a plantearnos la decisión:
- Se acabó el amor (no confundir con el enamoramiento)
- Convivencia (faltas de respeto, ya no se tienen los mismos ideales)
- Dejar de tener cosas en común (no se comparte nada y te acostumbras a disfrutar del ocio por separado)
- Infidelidad
- Se quieren cosas distintas. Por eso, es importante que al principio de la relación se hable de los temas vitales para cada uno y lo que queremos en la vida: hay que comunicarse. "Desde dónde vamos a vivir, cómo vamos a compartir las tareas domésticas, si queremos hijos... Aunque luego las personas cambien, pero al menos sabemos que en un primer momento buscábamos lo mismo", añade la experta.
Reconoce los miedos que te frenan a tomar la decisión
Ana Vázquez, psiquiatra experta en relaciones de pareja, nos explica que en todo proceso de estas características hay una serie de sentimientos que vamos a experimentar: "No los juzgues. Es normal que te sientas así. Sentirás miedo, frustración y mucha culpabilidad. Pero tranquila, la buena noticia es que todo pasa y estás siendo muy valiente sólo con plantearte tomar la decisión".
"Las personas que acuden a mi consulta con este dilema suelen llegar muy frustradas porque lo han intentado todo para 'salvar la relación' pero han visto, sin éxito, que no son felices. Realmente han tomado la decisión pero sienten mucha culpa por el 'daño' que puedan hacer a sus hijos y a tu entorno más cercano. Incluso por el 'qué dirán'. También sienten un miedo tremendo ante la parte económica, ya que tendrán que hacer frente a gastos mucho mayores al dejar de compartir la mayoría de facturas", añade.
También es importante recordar que existen dos realidades paralelas en todo matrimonio que no podemos negar: la parte emocional-social y la económica. "Hay muchas parejas que no pueden permitirse una separación porque no tienen capacidad económica", añade la psiquiatra. "Cuando una pareja crea una familia existe una parte material que les une y que es muy complicada de gestionar (y soltar) cuando los gastos son tan elevados. Se comparten gastos, cuentas corrientes, hipoteca, patrimonio, etc. Al final podríamos decir que es como una empresa".
Por otro lado, Lucía Cuesta matiza que existen otros miedos más racionales que podemos tener todos, como el miedo al conflicto o a asumir errores. Entre los miedos más ligados al ego y la autoestima, la experta pone el foco en el miedo a ser juzgado, a esa montaña rusa emocional, al fracaso, a la soledad...
También asegura que existe una parte emocional y social de planes, eventos familiares, hobbies, ir al mismo gimnasio, seguirse en redes sociales... de la que es muy duro despegarse: "Tener cero contacto es lo más funcional cuando decidimos dar el paso".
Aprende a vivir soltera (que no sola)
Aunque la decisión no esté tomada, empieza por cambiar tu forma de enfocar tu relación contigo misma: "No hay que ver la relación en pareja como una necesidad sino como un deseo".
El proceso de aprender a estar soltero sirve para desvincularse física y emocionalmente de lo que te une a tu pareja con el fin de aprender a conectarte contigo misma. "Eso implica escucharte, aceptar tu situación actual y autosatisfacer tus necesidades sin esperar que sean cubiertas desde fuera", matiza. Y añade: "En cualquier proceso de duelo la persona tiene que aprender a vivir soltera, que no sola, dedicando tiempo a aquellas personas que le suman, adquiriendo nuevos hobbies, planes, nuevos ambientes sociales... en una palabra: motivaciones".
Los hijos no pueden ser el motivo para seguir juntos
Ambas expertas coinciden en que los niños no pueden ser el motivo por el que una pareja decida permanecer junta. "Para que los niños sean felices tienen que ver que sus padres lo son, aunque sea separados. Una pareja debe quererse, admirarse... Y muchas veces ese amor sólo es posible desde la distancia. De la otra forma, existe el riesgo de que los niños presencien gritos o discusiones. Crecer en un entorno sano es lo más importante", matiza Vázquez.
Entiende que las rupturas son dignas
Hemos de entender que las rupturas son dignas: "Esto no es un fracaso, es parte de la experiencia: igual de legítimo es enamorarte que desenamorarte", asegura Lucía Cuesta.
"Si hemos aceptado que no nos hacemos felices juntos hay que intentar dejarlo desde el amor para sufrir lo menos posible. Comprobar que gracias a esta relación hemos crecido como personas unos años, que hemos tenido hijos y no tenemos por qué permitirnos estar en una relación en la que ya no tenemos nada en común con esa persona", concluye la experta.
Fotos | GTRES, 'Después de nosotros' (2016)