Vivimos en una cultura en la que existe la idea de que sufrir una tragedia [puede ser bueno para el desarrollo personal][1], puesto que tendrás una nueva forma de apreciar la vida: agradecerás más a tus amigos y a tu familia, aprenderás de la experiencia y serás más fuerte como persona.
[Es un tema][2] que suele aparecer en los medios de comunicación, [una][3] y [otra vez][4], sobre todo cuando se producen desastres naturales y ataques terroristas.
Pero, ¿Qué dicen los expertos?
¿Realmente existe algún tipo de valor en el dolor y el sufrimiento? ¿Acaso el filósofo Frederich Nietzsche iba por el buen camino cuando [afirmó][5], "que lo que no me mata, me hace más fuerte"?
Una narrativa poderosa
Los psicólogos llevamos [estudiando esta cuestión][6] durante la mayor parte de la última década.
No somos los primeros en hacernos estas preguntas. Los psicólogos Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun [han escrito sobre][7] cómo después de experimentar pérdida o trauma las personas afirmaban apreciar más la vida, ser más cercanos a sus amigos y familia, ser más fuertes, ser más espirituales y estar más inspirados. A este fenómeno lo llamaron "crecimiento postraumático".
El atractivo de este hallazgo es obvio, puesto que nos enseña que la tragedia tiene un lado positivo. También concuerda con la idea bíblica de la [redención][8], que dice que todo dolor y sufrimiento nos llevará finalmente a la libertad.
Estas conclusiones también nos ayudan a darle sentido a nuestras vidas. Los psicólogos [han demostrado][9] que nos gusta hablar de nuestras vidas en términos de los desafíos a los que nos hemos tenido que enfrentar y los reveses que hemos superado. Nos gusta pensar que pueden surgir cosas buenas cuando experimentamos un mal giro en los acontecimientos porque muchas veces es un elemento clave de las historias que contamos sobre nuestras propias vidas.
¿Cómo se puede predecir un acontecimiento traumático?
La narrativa cultural de "crecer ante la adversidad" puede sonar alentadora.
Sin embargo, según nuestro propio análisis de las investigaciones existentes sobre el tema, hemos identificado algunas cosas que no cuadran.
Primero, es difícil recopilar datos de la gente antes y después de haber vivido una experiencia traumática. Por ejemplo, no hay forma de saber quién va a perder su casa por culpa de un huracán.
Por eso, la mayoría de las investigaciones sobre el crecimiento postraumático ha pedido a los participantes que hagan una estimación sobre cuánto han cambiado a consecuencia de su trauma. Aunque podría parecer una forma sensata de evaluar el crecimiento personal (es algo que te puedes preguntar a ti mismo), existen [problemas significativos][10] con este enfoque.
Existen [estudios][11] que [han][12] [demostrado][13] que las personas no son muy buenas a la hora de recordar cómo eran antes de sufrir una experiencia traumática. [También es posible que los participantes del estudio digan que han crecido personalmente a consecuencia del acontecimiento][14] cuando, en realidad, [siguen teniendo problemas][15].
Compartir con otras personas que has crecido a nivel personal podría ser una forma de lidiar con el dolor que sigues experimentando. La cultura occidental [permite poco tiempo para el lamento][18] y finalmente se espera que la gente "lo supere y siga con su vida".
Puede que esa presión sea parte de los estudios a los que se someten los participantes, puesto que las cuestiones que suelen utilizar los investigadores en experiencias traumáticas solamente tienden a preguntar por cambios positivos: ya sea si la persona ha encontrado nuevas formas de apreciar su vida, si ha establecido nuevos objetivos o si ha pasado a ser más religiosa. Existe una expectativa de la recuperación y de la mejora personal que está impregnada en esta línea de cuestionamiento. En otro casos, puede que las personas simplemente digan que son más fuertes porque niegan el verdadero dolor que están experimentando.
Sin embargo, [los estudios mejor diseñados][20] que examinan el crecimiento personal han descubierto que lo mucho que las personas creen que han cambiado tras una experiencia traumática no estaba relacionado con cuánto habían cambiado en realidad con el tiempo.
De hecho, aquellas personas que afirmaban haber tenido un mayor crecimiento personal tras haber sufrido una tragedia [tenían más probabilidades de seguir experimentando][21] síntomas de estrés postraumático y depresión.
Todavía no lo sabemos
En muchos aspectos, es problemático aceptar la idea de que el crecimiento personal y la fuerza individual son resultados típicos de la adversidad.
Piensa en lo que quiere decir esta idea: sufrir es bueno a largo plazo y aquellas personas que han vivido algún tipo de trauma son más fuertes que las que no.
Pero superar una tragedia no es fácil. En ocasiones, el trauma de algunas tragedias, como la muerte de un hijo o de un cónyuge, nunca se nos acaba de olvidar.
Y también existen aquellas personas que admiten honestamente que siguen teniendo problemas pasados varios meses, incluso años. Si "lo que no te mata te hace más fuerte" fuera cierto, estas personas podrían ser consideradas como "débiles" o vistas como si no funcionaran "bien".
Esto es lo que sabemos a partir de los mejores estudios que se han realizado hasta la fecha: las personas sí que pueden crecer ante la adversidad. Pueden conseguir ser más fuertes, mejorar la calidad de sus relaciones personales y aumentar su autoestima. Pero probablemente no ocurra tan a menudo como la mayoría de la gente y algunos expertos creen.
Además, no todas las personas crecerán de la misma manera y a la misma velocidad. La gente seguirá necesitando la ayuda y el apoyo social de sus familias, amigos y comunidades tras un acontecimiento traumático. La disponibilidad de este tipo de recursos en realidad juega un papel muy importante a la hora de determinar si la gente, en realidad, crece como persona.
El crecimiento personal tampoco debería ser la pauta a seguir para todos. Para muchas personas, simplemente volver a ser la misma persona que eran antes de sufrir un trauma podría ser un objetivo lo suficientemente ambicioso.
Aunque bien es posible que la adversidad nos lleve a nuevas formas de ver la vida y sabiduría, la ciencia todavía no tiene claro el "cuándo" ni el "cómo".
Las historias del crecimiento personal a causa del trauma son realmente conmovedoras y pueden servir como inspiración para nuestras vidas. Sin embargo, necesitamos llevar a cabo mejores investigaciones para saber si dichas historias son la norma o la excepción.
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