La americana Anna Lee Dozier creía que había encontrado una ganga en un mercadillo de segunda mano con lo que, ella asumió, era una réplica de un jarrón maya. Imaginaos su sorpresa cuando descubrió que era un vestigio auténtico de una civilización perdida con más de 1200 años de antigüedad. Qué faena para quien se lo vendió, la verdad.
Le costó 3,99 dólares este tesoro arqueológico, que fichó en la tienda de la 2 Avenida de Camp Springs en Maryland, Washington. Cuatro míseros dólares, porque estaba en el estante de liquidación, así que dio por sentado que era una réplica cerámica y, como buena fanática del arte mexicano, la compró para decorar su casa.
Unos meses después, Anna Lee Dozier viajó a México y visitó el Museo Nacional de Antropología. Allí vio jarrones mayas muy similares al suyo. Le chocó tantísimo que preguntó en el propio museo cómo podría autentificar su vasija. Envió toda la información a la embajada mexicana y recibió el siguiente mensaje: "Enhorabuena, es real y nos gustaría tenerla de vuelta".
Resultó que esa vasija de menos de cuatro dólares pertenece a los siglos 200-800 a.C. y fue creada en la cúspide de la civilización maya, por lo que su valor es incalculable. Y Anna Lee Dozier decidió devolverla sin pedir nada a cambio, repatriándola junto al embajador mexicano Esteban Moctezuma Barragán para enviarla al Museo de México.
Fotos | @emoctezumab.
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