Porque deseable es la melena y hasta la diastema de Georgia May Jagger pero mucho más deseable era su madre Jerry Hall en aquellos tiempos del Studio 54, de sus amoríos con mi adorado Brian Ferry y esos setenta y ochenta que siendo de lo más horteras ella lució como nadie. Jerry Hall es a la moda la Catherine Deneuve al cine. Mujeres poderosas, con miradas que te fulminan, féminas femeninas con almas masculinas.
Corría el año 1979 y ella era ya la diva de la era disco, la melena más sensual y los ojos más gatunos. Verla en sus vídeos de Roxy Music era pura delicia. Vogue lo sabía y la sacaba en portada edición sí, edición también.
No sólo encandilaba a los americanos, los franceses también se rendían a sus encantos y eso pese a tener esa pose y mirada maquiavélica que venía ya desde Marlne Dietrich. Era tejana pero parecía más bien de otro mundo, de París cuando menos.
No entiendo cómo pudo dejar al verdadero dandy de la música, Brian Ferry con quien estaba comprometida para irse con Jagger. El primero tenía más clase, más altura, más estilo y mostró sus sentimientos de pérdida en sus canciones Kiss and Tell y Cry, Cry, Cry.
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