Saltar de un uso horario a otro suele alterar el reloj interno de nuestro cuerpo. Ahora que el verano está a la vuelta de la esquina y ya tenemos planeado algún destino vacacional, sabemos que probablemente, si has elegido una ciudad bastante alejada del mapa de la tuya, el jet lag formará parte de tus primeros días de vacaciones. A este fenómeno, los los científicos lo llaman disritmia circadiana, básicamente, la razón por la que nos cuesta conciliar el sueño cuando viajamos a Nueva York o por la que nos entra un sueño terrible a las 12 del mediodía en una excursión por Buenos Aires.
Esa descompensanción horaria se da en nuestro cuerpo de forma que los periodos de sueño y vigila quedan alterados con motivo de esa diferencia horaria que hace que una gran parte de la población se vea afectada por el famoso jet lag. Y es que, aunque tampoco debemos obsesionarnos con evitar a toda costa este fenómeno, si que existen un par de consejos con los que podemos intentar paliar sus efectos.
Ajustar el reloj biológico poco a poco al horario de tu destino
Una semana antes de coger tu vuelo, es ideal acostarte una hora o dos antes, en el caso de que tu viaje sea hacia el este, o por el contrario, un par de horas más tarde si el viaje es en dirección al oeste. De esta forma tu cuerpo se va adaptando poco a poco a ese nuevo horario.
Prestar atención a los horarios de tu viaje
Lo ideal es apostar por un vuelo que llegue al destino por la mañana, o en su defecto a primera hora de la tarde, de esta forma, aunque ese primer día pueda hacerse muy pesado, al llegar la noche será más fácil poder conciliar el sueño. Así adaptas poco a poco tu reloj biológico a los horarios de tu destino.
Cambiar la hora de tu reloj
Durante el embarque es recomendable ajustar ya tu reloj al horario de la zona a la que vas de viaje. Esta acción, aunque físicamente no ayude como tal a evitar el jet lag, si que te ayuda a hacerte una idea del horario del lugar de destino. Por ejemplo si ves que cuando te subes al avión, en la ciudad de aterrizaje es de noche, podrías ir adaptándote ya desde ese momento, intentando dormir.
Mantenerte hidratada
Es importante apostar por el agua durante las horas de vuelo y es que las bebidas azucaradas, así como la cafeína presente en bebidas como el café, o la teína en el té, mantienen nuestro sistema nervioso excitado, algo que nos impedirá poder conciliar el sueño o en su defecto hará que el proceso sea mucho más largo.
Hacer ejercicio
Aunque sea durante los primeros días, el hecho de ejercitar nuestro cuerpo, ya sea a través de una caminata por los lugares más míticos que nos ofrece nuestro destino, así como con un poco de running descubriendo nuevos espacios o quizás una dosis de natación, si se trata de un destino donde podamos también disfrutar del mar, es todo un acierto. Y es que activando los músculos del cuerpo ayudamos a que conciliar el sueño por la noche sea mucho más sencillo.
Fotos | Ketut Subiyanto en Pexels, Lina Kivaka en Pexels
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