Los suplementos de colágeno han inundado las redes sociales, parece que ahora todo el mundo recurre a los complementos alimenticios para asegurarse su dosis diaria de esta proteína. La razón por la que cada vez nos fijamos más en este activo antiedad es porque a partir de los 25 empieza a disminuir su producción y es esencial a la hora de fortalecer las articulaciones, tendones y ligamentos, endurecer las uñas y el cabello, aunque su fama se debe a que previene la aparición de arrugas y líneas de expresión, aumenta la hidratación y elasticidad de la piel.
La buena noticia es que hay vida más allá de los suplementos y a través de una dieta equilibrada podemos obtener nuestra dosis de colágeno necesaria, eso sí, existe un alimento cargado de este componente que tendemos a pasar por alto y es la gelatina. Este producto está hecho a partir de cartílago animal licuado, está lleno de proteínas y destaca por su alto contenido en colágeno, aunque la mayor parte de opciones que encontramos en los supermercados, como explican los expertos de Vitónica, son en su mayoría alternativas industriales elaboradas de manera artificial. Productos que imitan la textura de las de origen animal y que, además, suelen tener grandes cantidades de azúcares.
Es importante prestar atención a las etiquetas de las gelatinas que compramos en los grandes almacenes, pero como dar con una opción de origen animal en este tipo de establecimientos puede volverse una tarea un tanto complicada, podemos optar por buscarlas en tiendas especializadas de alimentación o en delicatesen. Eso sí, al decantarnos por una gelatina animal, hay que tener en cuenta que la mayoría de las opciones son preparados para hacer en casa. Que no cunda el pánico, son recetas a prueba de vagas y extremadamente sencillas.
Como explican nuestros compañeros de Vitónica, aunque la gelatina animal es una opción más saludable que los ultraprocesados de algunos supermercados, la proteína que nos ofrece no tiene un valor nutritivo completo, ya que carece de ciertos aminoácidos esenciales necesarios en el organismo para fabricar tejidos. La clave está en poder combinarla con otros alimentos y no recurrir a este producto como único protagonista de las meriendas. Además, hay que tener en cuenta que este alimento no es la única fuente posible de colágeno a la que podemos recurrir, de hecho la nutricionista Gabriela Gottau señala otros alimentos como la piel de pollo, pato y conejo o pescados, en concreto sus escamas, piel y espinas.
El paso a paso para hacer una gelatina cargada de colágeno
Para esta sencilla receta necesitaremos, gelatina en polvo, agua y zumo natural de alguna fruta. Las gelatinas de origen animal suelen venir en formato polvo por lo que el primer paso consiste en hidratarla, poniendo tres cucharadas en 100 mililitros de agua fría, luego dejamos reposar durante unos 5-10 minutos. A continuación, calentamos a fuego bajo el zumo de fruta en una olla pequeña sin que llegue a hervir y añadimos la gelatina ya hidratada. Por último, removemos la mezcla hasta que se disuelva por completo y no queden grumos. El resto es esperar a que se enfríe y disfrutar.
Fotos | Ron Lach en Pexels, cottonbro studio en Pexels
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