Prestar atención a los alimentos que forman parte de nuestra dieta, es esencial para apostar por una alimentación consciente, donde más allá de optar por productos saludables y de calidad, escuchamos también las necesidades de nuestro propio cuerpo. En relación a esto, la crononutrición ha ido ganando peso en los últimos años, y es que, no solo es importante qué comemos, sino también cuándo.
Con la llegada del verano, nuestros ritmos van variando, especialmente en esos días de vacaciones en lo que no suena el reloj y desayunamos más tarde, tranquilamente. Aunque no es la única comida del día que alargamos, y es que al mediodía también solemos optar por horarios más tardíos que el resto del año, algo que también ocurre con las cenas.
Bien es cierto que, cenar pronto siempre ha sido una conducta clave, puesto que varios estudios han revelado, que cenar menos de tres horas antes de acostarse puede empeorar los síntomas de acidez o reflujo ácido. Está claro que en le época estival dicha franja horaria va variando, ya que también tendemos a acostarnos más tarde en esos meses del año. Aún así, es recomendable no posponer mucho esta última comida del día.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, es importante tener un horario de cena en el intentemos siempre comer a la misma hora aproximadamente, pero además, existiría una hora perfecta para ello: las 19:00 de la tarde. Este horario permite que el cuerpo digiera y metabolice los alimentos antes de dormir, es decir, que nos ayuda a eliminar grasas acumuladas antes de tumbarnos en la cama. Y es que, en dicha investigación se observó como de los diferentes grupos participantes, el que obtuvo mejores resultados era aquel cuya última comida del día era cuatro horas antes que el resto de participantes.
Bien es cierto que, hay que tener en cuenta que, mientras el resto de meses del año solemos acudir a la cama más temprano, en la época estival, especialmente durante as vacaciones, solemos acostarnos más tarde, por lo que también estaríamos dejando un periodo de tiempo razonable entre esa última comida y el momento de acostarnos. Y es que así se aclara también en el estudio anteriormente nombrado, dicho horario debe adaptarse a cada individuo, puesto que si nos vamos a acostar tarde, no es necesario cenar extremadamente pronto.
Fotos | Andrea Piacquadio en Pexels, cottonbro studio en Pexels
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