Cuando buscamos adelgazar, a menudo, tendemos a prestar mucha atención a los kilos que nos marca cada día la báscula. Lo cierto, es que es importante ver estos números como un total de varios factores, ya que podremos observar cambios de peso aparentemente injustificados de un día para otro, y es que es importante tener en mente la idea de que dicho número no lo es todo, puesto que es importante considerar los centímetros de cintura, la pérdida de grasa o la ganancia del músculo.
Las variables que marcan un cambio de peso es esencial tenerlas en cuenta. Podemos subirnos a la báscula para evaluar cuanto pesamos pero no de forma diaria para evitar caer en obsesiones, sino una vez a la semana, sin obcecarnos con un número. Y es que, aunque podemos subir 2 kilos de un día para otro, no es posible subir dos kilos de grasa de un día para otro. Por lo que este cambio brusco puede deberse a otros factores.
Ingesta rica en sodio o azúcares
Como explica, la nutricionista Gabriela Gottau, en un artículo de nuestros compañeros de Vitónica, si recientemente has ingerido una comida con gran cantidad de azúcares o sodio, es posible que tu organismo retenga una mayor cantidad de líquido. Esto podría verse reflejado en dos kilos más en la báscula. Y es que es importante tener en cuenta que la retención de líquidos no representa un aumento de la grasa corporal.
Periodo menstrual o premenstrual
Otro de los factores a tener en cuenta por una posible subida de peso de un día para otro, son esos momentos entre las 24 y 48 horas previas a el periodo menstrual así como también durante las primeras horas que estamos con la regla. A raíz de los cambios hormonales propios de dicha fase del ciclo menstrual podemos sufrir una retención de líquidos.
Cuando estos cambios hormonales son intensos pueden dar lugar a una notable subida de peso de forma repentina que se refleja en una inflamación o hinchazón abdominal. Una situación común que sufren gran parte de las mujeres y que por supuesto, no es un indicador de que han engordado.
Estreñimiento
Es importante considerar que si sufrimos de estreñimiento y hace días que no vamos al baño, puede traducirse en un aumento de peso debido a que nuestro intestino no evacúa de forma correcta. Por ello, es esencial prestar atención al tránsito intestinal.
Fallas metabólicas: a nivel renal, cardíacas u otras
Como indica la nutricionista, existen determinadas patologías que pueden ayudar a la retención de líquidos en nuestro cuerpo suponiendo un aumento brusco de nuestro peso. Un ejemplo pueden ser fallas en el funcionamiento renal o alteraciones a nivel cardiovascular.
Entrenamiento intenso reciente y consumo elevado de agua
Gabriela Gottau también explica que si tras las horas previas a subirnos en la báscula, hemos entrenado intensamente y hemos bebido una gran cantidad de líquidos, seguramente los músculos de nuestro cuerpo estén congestionados por lo que es muy probable que estemos reteniendo más líquido de lo habitual.
Y es que, un entrenamiento todoterreno es un must para ayudar a perder peso, pero las horas posteriores puede dar lugar a cierta inflamación en los músculos que se ve notificado como un suma de peso cuando nos subimos a la báscula. En definitiva, un seguimiento del peso puede ser un acierto a la hora de adelgazar, pero es importante ver el número que aparece en la báscula dentro de un contexto personal en el que los factores anteriormente nombrados, pueden verse reflejados.
Fotos | Matilda Wormwood en Pexels, Annushka Ahuja en Pexels
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