En mis meriendas siempre me doy un antojo dulce, pero healthy, donde el yogur natural es el claro protagonista. Adorno un cuenco poniendo como base este lácteo y frutos rojos que van variando entre fresas, frambuesas y arándanos junto con almendras y nueces, un poco de crema de cacahuete y listo para disfrutar. Para mí es un acierto seguro, pero lo que no sabía es que existe otro lácteo que arrasa en Islandia, super cremoso y con un perfil nutricional que lo hace digno de estar en nuestros menús. Una especie de falso yogur que cada vez triunfa más en España, el skyr.
Este clásico de la gastronomía de los islandeses se va haciendo poco a poco hueco en la nuestra porque es natural, rico en proteínas, probióticos y saciante, a la par que delicioso y saludable. Vamos, que tiene razones suficientes para conquistarnos por completo. Entre ellas que se trata de un producto fermentado y, como ya han notificado los estudios científicos, este tipo de alimentos podrían ayudarnos en la prevención del cáncer, de enfermedades bacterianas, micosis, diabetes y hasta la aterosclerosis.
A primera vista, el skyr puede parecernos un yogur estilo griego, lo cierto es que es un producto lácteo fermentado que se asemeja más al queso batido, de ahí su sabor menos dulce con un toque más ácido. Aunque lo que más nos gusta son sus propiedades nutricionales, siempre y cuando optemos por alternativas sin azúcares ni saborizantes. Como indican desde Vitónica, se trata de un lácteo muy rico en proteínas con alrededor de un 13%.
El skyr se elabora con leche desnatada, cuya temperatura se eleva hasta los 100°C y después se reduce a los 37°C para introducir en una porción de skyr de manera inocular bacterias como lactobacilos y otros que permiten la fermentación de este lácteo. De esta forma, el líquido del producto resultante se elimina y queda un resultado sólido, explican desde Vitónica. Además, al tratarse de un producto fermentado nos ayuda a mejorar la flora intestinal, así como el sistema inmunitario, además del metabólico y digestivo.
Se trata de un alimento muy magro con un poco más de 0 gramos de grasas por cada 100 gramos. Esto junto con su gran aporte proteico posiciona a este famosos postre islandés como la opción con más proteínas y menos grasas por encima del yogur y el kéfir. Una alternativa perfecta para saciarte más y evitar los picoteos entre horas que hace de este lácteo tan diferente el alimento ideal para aquellos que buscan perder peso. ¿Lo mejor? Que puedes sustituirlo en tus recetas por el yogur porque su sabor y textura encaja a la perfección.
Fotos | Annelies Brouw en Pexels, Ecrin en Pexels
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