En estos últimos tiempos estamos seguras que has oido hablar del SIBO, pero, ¿sabes exactamente a que se refiere dicho término? SIBO son las siglas en inglés que hacen referencia al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, un acrónimo que cada vez alcanza una mayor notoriedad ya que se trata de una afección que es bastante frecuente en la sociedad pero que está poco diagnosticada. Natalia Moragues dietista-nutricionista, farmacéutica y autora del libro 'Empezar a comer sano', nos explica todos los detalles sobre el SIBO y sus diferentes tipos para que no se nos escape nada.
A la hora de hacernos pruebas para constatar si tenemos o no SIBO, se obtienen unas gráficas a través de los test de aliento donde podemos observar más allá de si padecemos dicha afección si tenemos un LIBO, que se refiere a un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino grueso. "En los informes en los que se notifica la presencia de LIBO podemos observar incluso que aparece un resultado negativo en cuanto a SIBO y es porque realmente no habría un SIBO, pero si que puede haber un LIBO", explica la nutricionista.
Natalia Moragues insiste en la importancia de saber interpretar las gráficas con los resultados que se nos otorgan tras realizarnos las pruebas del SIBO, para conocer con exactitud si tenemos o no otro problema de sobrecrecimiento bacteriano. Y es que más allá del SIBO y el LIBO, también existe el SIFO, que sería un sobrecrecimiento de hongos en el intestino delgado.
Por otra parte está el IMO, conocido también como el SIBO de metano que se trata de un sobrecrecimiento de microorganismos metanogénicos en el intenstino, tanto grueso como delgado. Natalia Moragues destaca la importancia de conocer la existencia de estos diferentes tipos de SIBO ya que su tratamiento es distinto en cada caso y también según la persona. "Tenemos siempre varias alternativas ya que podemos a veces recurrir a los fármacos o antibióticos en función de si el SIBO es bacteriano o incluso antifúngicos o herbáceos, algo que habría que valorar con la persona que padece la afección", insiste la nutricionista.
Más allá de los diferentes tipos de SIBO, si nos centramos únicamente en el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, EL SIBO puede ser de hidrógeno, de metano o de sulfuro, todo ello dependiendo del tipo de gas que se genere. Esto se notifica mediante las pruebas, que consisten en un test de aliento donde vamos a tomar un sustrato que medirá la producción de los distintos gases.
Es cierto que lo más frecuente es medir el hidrógeno y el metano, identificando así con dicho test si se da un SIBO o hay un IMO o LIBO. Para el sulfuro de hidrógeno se lleva a cabo otra dinámica, y es que hoy en día solo hay en España un laboratorio que realice este tipo de test, por ello cuando existe sintomatología de SIBO y los test de hidrógeno y metano dan negativos, se sobreentiende que existe un sobrecrecimiento de sulfuro de hidrógeno.
Aunque nunca está de más conocer todas estas diferencias, la nutricionista insiste en que en el caso de padecer alguna de las afecciones anteriormente nombradas, lo ideal es ponerse en manos de un especialista que cuente a su vez con un equipo integral. No hay que olvidar que la parte nutricional es muy importante en estos casos y no debemos quedarnos únicamente con un diagnóstico médico, sino pasar también por las manos de un nutricionista, un paso clave para mejorar la sintomatología.
Fotos | Ella Olsson en Pexels
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