El olvidado superalimento que nos ayuda a producir colágeno y está lleno de proteínas

Todos los beneficios de esta legumbre que no puede faltar en tu dieta

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Más allá de las lentejas, confieso que no existe una legumbre que me haga demasiada ilusión si se cuela en algún que otro plato de mi día a día. He intentado varias veces sumarme a la moda de añadir garbanzos a las ensaladas y optar por los edamames como snack saludable para picar entre horas y nada, no hay manera. Aunque quizás al alimento al que más atención debía prestarle era a los frijoles, porque según indican las investigaciones científicas, son el aliado perfecto para ayudarnos en la producción de colágeno, algo que desde luego, nunca está de más.

Los frijoles se han ganado el sobrenombre de superalimento a pulso, eso sí, al no tratarse de un alimento que esté muy presente en nuestra cultura gastronómica, acaban muchas veces como un gran olvidado. Los estudios científicos señalan esta legumbre como la opción perfecta para estimular el fortalecimiento de las articulaciones, tendones y ligamentos, algo que nos ayudaría a ser menos propensos a las lesiones, además de endurecer nuestras uñas y el grosor y densidad del cabello, así como a aumentar la elasticidad de nuestra piel. Colágeno y más colágeno, un sí rotundo.

Por si no bastara con ese chute de colágeno, los frijoles también destacan por su alto contenido en proteínas vegetales. De hecho, según indican las investigaciones científicas, la mayoría de los frijoles secos contienen entre un 15 y un 25% de proteína en base a peso seco. Esto convierte a los frijoles en una gran opción de consumo en las dietas vegetarianas y veganas que necesitan especialmente de este tipo de alimentos, aunque si ninguna de estas dos es tu caso, no significa que este producto sea menos importante en tus comidas. La amplitud de sus propiedades va mucho más allá de dicho nutriente.

En la lista de razones por las que los frijoles son todo un plus, se suman los beneficios que nos proporciona para nuestra salud intestinal. Ciertos estudios científicos han hablado de como esta legumbre no solo podría mejorar la salud de nuestro intestino, sino también ayudar a reducir el riesgo de enfermedades inflamatorias del mismo, así como incluso el cáncer de colon.

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Esta legumbre despunta también por ser baja en grasas y muy rica en fibra soluble, que es la encargada de ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL en sangre, más conocido como el colesterol malo. De ahí que la ciencia ya haya señalado a los frijoles en varias ocasiones como una opción ideal si queremos mejorar nuestra salud cardiovascular. Además, su alto contenido en fibra junto con su alto porcentaje de proteínas hace que cuando comemos frijoles nos saciemos en menos tiempo, posicionándose así como un alimento muy útil para controlar nuestro peso, según las revisiones de estudios científicos que se han llevado a cabo.

¿Cómo puedo incluir los frijoles en mi dieta?

Sobre el papel todo aparentan ser ventajas, pero aquí nuestra pregunta clave: ¿cómo podemos integrar esta legumbre en nuestras recetas? Las opciones de combinar los frijoles en nuestros menús parecen infinitas, ya sean estofadas, al más puro estilo de algunas recetas latinas o en su clásica versión de nachos mejicanos con totopos y carne. Si eres como yo y las legumbres no son tu debilidad, te dejo mi receta de cabecera para disfrutar de los frijoles de una forma sencilla y sabrosa. ¡Toma nota!

Ensalada libanesa de frijoles

Desde que probé este plato hace un par de años en un restaurante, se ha convertido en uno de mis favoritos. Para ponernos manos a la obra con esta receta, necesitaremos, por supuesto, frijoles. Puedes decantarte por cocerlos tú, aunque si eres de las que no les gusta demasiado pasar tiempo en la cocina, también puedes optar por comprar un bote de esta legumbre ya cocida. Yo soy del segundo team.

Una vez disponemos del ingrediente principal, lo mezclamos con apio, cebolla, tomate, pepino, perejil, menta y eneldo. Aliñamos al gusto con un poco de sal y aceite y ya estaría nuestra comida lista. Una opción súper refrescante y muy completa que, además, puedes combinarla con pan de pita. Un esencial en mis menús semanales, especialmente en verano. Palabra de editora.

Fotos | Mike en Pexels, Arina Krasnikova en Pexels

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