Ni Operación Post-Roscón ni Operación Bikini, para algunas personas la dieta es algo que se lleva durante todo el año, como una especie de condena eterna que se han autoimpuesto a sí mismos sin ninguna razón en especial. Analizamos con los expertos este fenómeno y buscamos las claves para no caer en este síndrome.
La RAE define la palabra “síndrome” cómo un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o estado determinado, o como un conjunto de signos o fenómenos reveladores de una situación generalmente negativa.
Alfonso Méndez, Director de la Unidad de Sobrepeso y Obesidad del Instituto Centta, se queda sin ninguna duda con la segunda acepción: "porque si eres de esas personas que están eternamente a dieta seguro que te resultará sencillo identificar un conjunto de signos que revelan una situación negativa cuando te propones comenzar una dieta para perder peso", nos explica.
Y es que, según este profesional, estar sometido casi de forma constante a una dieta o restricción no es más que condicionar tu forma de alimentarte a unos objetivos (casi siempre con fines estéticos e inalcanzables) de forma permanente. "Y eso no es sano", añade. Este profesional nos recomienda, antes de continuar leyendo, conocer más sobre las dietas para ponernos en situación sobre el asunto: "como ya sabréis, permanecer eternamente a dieta no es una relación funcional con la comida, sino todo lo contrario. Situarnos en una rueda, de la cuál es muy difícil escapar de restricción-descontrol es lo insano y lo peligroso, porque las dietas, tal y como las conocemos, son muy difíciles de mantener a lo largo del tiempo."
Se conoce como Permarexia
Aunque la comunidad científica aún no ha aceptado oficialmente el término, a este síndrome de la dieta eterna se le conoce como permarexia y se utiliza para describir a aquellas personas obsesionadas por su peso que se someten a dietas de manera permanente.
Exacto, no se considera un trastorno reconocido oficialmente pero se dice que es la antesala a un problema alimenticio serio. O así lo considera el psicólogo de Clínica Santa María, Raúl Carvajal: “es una preocupación en las consultas porque hay personas que están manifestando una cierta obsesión por controlar en detalle lo que comen en términos calóricos porque piensan que todo engorda”, explica.
El lunes empiezo (ya si eso)
Seguramente muchos de nosotros nos sentimos identificados con la expresión "mañana empiezo" o con la costumbre de querer comenzar el cambio cada lunes, porque es el día de la semana que marca un ciclo nuevo y es el más indicado para promover un empuje de motivación extra que nos acerque a nuestros objetivos, y abandonar el intento los días siguientes.
Para Alfonso Méndez cuánto más radical sea el intento de ponernos a dieta, más probabilidad hay de fracaso: "cuánto más cantidad de comida reduzcamos, más probabilidad de abandono prematuro. Cuánta más variedad de alimentos eliminemos, más anticipamos el naufragio".
Es más: este profesional se atreve a señalar que las dietas, si sirven para algo, es para ayudarnos a bajar de peso de forma puntual, pero nunca para mantener las perdidas a largo plazo. "Para ello necesitamos un cambio profundo de hábitos de vida, que incluyan cambios en nuestra actividad física diaria y por supuesto, cambios en la forma de alimentarnos, incluyendo el contenido de las comidas y factores que estén asociados a la misma" argumenta. Por supuesto, estamos hablando de todo lo contrario a esas dietas restrictivas de calorías que tan de moda se ponen cada año. Por no hablar del consabido efecto rebote.
Para Raúl Carvajal el problema es que hay una obsesión de saber y de controlar aquello que ingerimos "pero me da la sensación que es cuestionado como diagnóstico porque no hay un cambio de conductas sino que queda sólo en el pensamiento”, aclara.
Lo realmente difícil es decidir qué queremos de verdad
Entonces, ¿es eso lo que queremos? ¿Bajar de peso puntualmente para un día señalado como si nuestro cuerpo fuera un contenedor de agua al cual pudiéramos abrir y cerrar compuertas a nuestro antojo, o establecer una perdida de peso progresiva y saludable durante mucho tiempo? Alfonso Méndez nos invita a hacernos esta pregunta: si os dieran a elegir entre perder 10 kilos para una fecha señalada, pero recuperarlos inmediatamente o perder 4 kilos y mantener la perdida durante todo un año, ¿con qué opción os quedaríais?
Y con todo esto, ¿qué hacemos, cómo lo gestionamos? "Pues después de intentar por enésima vez ponernos a dieta, generalmente un lunes o después de alguna fecha señalada que nos indique un cambio de ciclo, como después de las vacaciones o después de las fechas navideñas, y darnos cuenta que hemos salido derrotados de nuevo, lo único que conseguimos es aumentar la frustración con nosotros mismos y cargarnos de mucha más intensidad emocional que nos llevará en un futuro próximo a intentar con mucho más ahínco y pasión el siguiente intento, por lo tanto, más radical será la próxima vez que lo intentemos, menos comeremos y más alimentos evitaremos", argumenta Alfonso.
Para Raúl Carvajal el verdadero problema es que quienes sufren de este síndrome lo pasan mal y terminan perdiendo las ganas de disfrutar de la comida: “por eso se dice que es un paso previo a un trastorno alimentario como tal, ya que no es una visión sana de controlar el peso haciendo dieta y ejercicios, la preocupación es solo mental”, afirma el especialista.
La solución no es hacer dieta
Por lo tanto, no se trata de hacer dieta una y otra vez, sino de modificar nuestros hábitos de una vez por todas y de una forma saludable que nos permita mantener estos cambios de por vida. Y, por supuesto, sin recurrir a sacrificios máximos o "supuestos buenos hábitos", que en el fondo son errores que están boicoteando nuestros buenos propósitos, como los que os mostramos aquí.
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