Seguramente estés pensando que la mejor forma de olvidarte de las conocidas "alas de murciélago" sea a base de entrenamientos de fuerza en el gym, donde las pesas son las protagonistas. No estás mal encaminada, estos ejercicios son todo un acierto, pero es cierto que no los predilectos de muchas. Lo que quizás no sabías es que, a través del yoga, también puedes decirle adiós a esa flacidez en la zona de los bíceps. De hecho, existe una postura que destaca en esta disciplina, la conocida como astavakrasana.
Si has probado alguna que otra clase de yoga, entenderás de lo que hablo. Lejos de ser un deporte light, una vez que empiezas a sumarte sesión tras sesión a eso de seguir posturas y controlar poco a poco la respiración, te darás cuenta que no es tan sencillo como prometen y que su poder para definir los músculos de nuestro cuerpo es más alto de lo que esperabas. La postura de la astavakrasana es la clara prueba de ello, por eso es esencial que tomes nota del paso a paso para poder ponerla en marcha desde casa.
Cómo hacer la astavakrasana para conseguir unos brazos sin rastro de flacidez
Como muchas de las posturas que forman parte de esta disciplina, la astavakrasana requiere de práctica. Una vez que le cojas el truco, no tengo dudas de que se convertirá en uno de tus ejercicios estrella para tonificar los brazos y conseguir un resultado de ensueño, al más puro estilo de los de la reina Letizia, nuestra clara referente en cuanto a bíceps definidos.
Para empezar, nos sentamos sobre el mat de yoga en la postura de la dandasana, es decir, con las piernas estiradas y manteniendo la espalda recta. Desde dicha posición, empezamos a calentar la cadera y los músculos de la misma. Para ello cogemos una pierna y la llevamos a nuestro pecho, simulando que la abrazamos y la movemos de un lado al otro, como si estuviéramos acunando a un bebé.
Una vez hecho el estiramiento, intentamos subir la pierna que hemos estado abrazando, por encima de nuestro hombro derecho, si se trata de la pierna derecha, y viceversa. Recordatorio: nuestras manos deben de estar muy bien apoyadas, de forma paralela, sobre el mat de yoga.
Continuamos cruzando el otro pie por encima del que tenemos subido a nuestro hombro e impulsamos el cuerpo hacia arriba, levantando las piernas del suelo poco a poco hasta que estemos estables, manteniendo los brazos estirados. Desde ahí estiramos las dos piernas hacia un lado, dejando los codos flexionados e inclinándonos hacia el frente para poder mantener el equilibrio. Aguantamos varias respiraciones en dicha posición y repetimos la astavakrasana, pero hacia el otro lado.
Aunque pueda parecer un poco complicada, en cuanto la practiques un par de veces, tu miedo a cualquier tipo de fallo a la hora de ejecutar la astavakrasana se habrá desvanecido. Además, es perfecta para entrenar desde casa, porque no necesita más material que tu propio cuerpo. Sigue el paso a paso y olvídate de la flacidez en los brazos.
Fotos | Elina Fairytale en Pexels
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