Instinto ha aterrizado en Movistar+ con Mario Casas a la cabeza, y además de querer subir la temperatura, está dispuesto a conseguir un thriller español a la altura entre cuerpos desnudos y prácticas sexuales.
Solo con los primeros minutos de la serie podemos ver un retrato del que será el protagonista. Un hombre que busca refugio en el deporte y el sexo, que esconde algo y que tiene miedo. Un diseñador con talento poco amante de las reuniones sociales, que odia las multitudes y que es tan oscuro que parece que nunca llegaremos a ver luz en él.
Erotismo, sexo y clubes privados
Una bacanal de cuerpos desnudos no apta para puritanos. Se verán escenas con sexo explícito - muy explícito, tanto que en ocasiones parece hasta soft porn -, con escenas eróticas más allá, con prácticas sexuales diferentes a las que normalmente se ven en televisión. Y sin tabúes.
Cuerdas, látigos, cadenas y hasta cinturones de castidad. Muchos lo comparan con Cincuenta sombras de Grey, pero esta vez Movistar+ ha optado por la elegancia dentro del erotismo de lo explícito, y sin nada de romanticismo.
Es una fantasía erótica hecha serie con prácticas sexuales que comienzan en el BDSM más básico como los azotes, y termina en… mejor no te lo digo. Muchos clichés, pero también una fotografía cuidada que juega con las luces de neón en el club.
Caperucita y el lobo en su versión más erótica, sado, fetichismos, tríos, orgías, encuentros con desconocidos y cuerpos, muchos cuerpos. Hombres, mujeres y entre todos ellos, también Mario Casas, que disfruta de este club privado donde nadie conoce a nadie, al estilo Eyes Wide Shut, con sexo, droga y aunque parezca mentira, contrabajos que no pegan ni con cinta americana, o señores vestidos con látex tocando el piano a lo James Rhodes, pero sin ver ni gota.
Todo cuerpazos, eso sí. De ellas y de ellos. Nada de gente normal, michelines o piernas con celulitis, lo que hace que, a pesar de que sea una fantasía, no terminemos de creernos nada.
Hay escenas de sexo. ¿Innecesarias? En ocasiones sí. ¿Interesantes? Mucho. Puedes aprender algunas cosas que quizá no sabías sobre el sexo, o cuanto menos, conseguirás inspiración de manos de Mario Casas y los demás miembros del club, que con esos tipazos más que empresarios, parecen haber salido de una campaña de Calvin Klein o de un desfile de Victoria’s Secret.
No descartes que alguna escena te resulte hasta violenta y que en más de una te descubras mordiéndote el labio porque el erotismo, querida, está en el aire. Y la culpa no es solo de un protagonista tan wow como Mario Casas, sino de una Silvia Alonso que es sensual hasta respirando. Es cierto que habrá ocasiones en que notes que se busca el erotismo de manera algo forzada, tratando de que forme parte casi del 100% de la serie.
El protagonista: lejano y oscuro
Un hermético y encorsetado Marco Mur que parece que solo se siento liberado en las escenas sexuales. Incómodo pero seguro en las reuniones, distante en las relaciones. Con ataques de ansiedad de los que su madre, una maravillosa Lola Dueñas, parece ser culpable.
A Mario Casas se le da muy bien hacer de intensito, con los ojos entrecerrados, el entrecejo fruncido y la mandíbula apretada. Pero ¿qué ocurre cuando el personaje es tan cerrado que ni el espectador puede entrar? Para conseguir engancharnos, hay que permitir que se vea una rendija, una mínima expresión que nos lleve hacia él.
Si todo son puertas cerradas, el tipo interesante con un interior complicado se transformará en un tipo del que pasamos, porque tener que esperar hasta el quinto capítulo para que pase algo, en época de VOD, es perder a muchos espectadores por el camino.
La trama con su hermano en la ficción y en la vida real, se enlaza con la trama materna pero, al menos en los cuatro primeros capítulos, no termina de explotar ese talento para el thriller que podemos ver en series de la casa como Gigantes. Eso sí, Óscar Casas e Ingrid García-Jonsson están maravillosos, con una química que consigue aportar la realidad que le falta a muchos momentos de la serie.
Es cierto que el hype era alto, sí. ¿Mario Casas en un thriller erótico? Tenía mi voto hasta antes de rodarse. Pero también es verdad que, personalmente, esperaba algo más. Un plus más allá de torsos desnudos, espaldas musculadas y desnudos integrales. Un plus que no llega hasta más de la mitad de la serie. ¿Qué le lleva a ser un alma torturada como la de Michael Fassbender en Shame? Hasta el quinto capítulo no vislumbrarás nada de lo que ha provocado todo ese dolor en Marco Mur.
Tengo que confesar algo, he visto los cuatro primeros capítulos del tirón sin levantarme de la silla, pero aún no sé si es porque realmente me ha enganchado o porque esperaba volver a ver el torso de Casas en la siguiente escena. Sea como fuere, ya voy por el séptimo capítulo de los ocho que tiene, porque dejar algo a medias no está bien en casi ningún ámbito de la vida.
Fotos | Instinto (Movistar+)