El placer femenino no solo ha sido un gran desconocido sino que, a lo largo de la historia, ha sido negado, prohibido y culpabilizado. Se han creado mitos, teorías e, incluso, ideologías alrededor. Todavía hoy, en algunos países, algunas mujeres son mutiladas con el fin de eliminarles la posibilidad de sentir placer durante las relaciones sexuales.
En un mundo donde las religiones y la sociedad todavía no acaban de ver con buenos ojos el placer femenino y en el que la información sobre sexualidad y relaciones sexuales es todavía escasa, no es de extrañar que más mujeres de las que imaginamos tengan dificultades para llegar al orgasmo.
Mujeres que no tienen orgasmos
Existen casos de mujeres que no alcanzan nunca los orgasmos - y nunca lo han hecho -, en otros casos, tienen dificultades para alcanzarlos de manera habitual. Otras mujeres sí consiguen alcanzarlos mediante la masturbación, pero no durante las relaciones sexuales, etc.
Los motivos para no conseguir alcanzar el orgasmo son tan variados como los tipos de anorgasmias que se presentan y pueden depender de causas psicológicas o físicas.
En ocasiones puede deberse a problemas de autoestima que impiden a las mujeres relajarse y concentrarse en el placer. En otros casos se debe a una falta de comunicación en la pareja por la que no se están compartiendo las necesidades, gustos y deseos de cada uno de los miembros.
A veces se debe a una falta de educación sexual que puede llevar a las mujeres a desconocer cómo funciona su propio cuerpo y a los hombres a no tener información sobre las diferencias anatómicas y sexuales de las mujeres. Otras veces puede deberse a sentir culpa, vergüenza, miedo a un embarazo, etc.
Cómo aprender a tener orgasmos
La buena noticia es que, a no ser que se trate de una causa física, en la que sería necesaria la intervención médica, todas las mujeres podemos aprender a tener orgasmo. Por supuesto, debemos también tener en cuenta que no tenemos ninguna obligación de tener orgasmos y esta es la primera presión que debemos quitarnos.
Es decir, si queremos podemos aprender a tener orgasmos, pero sin la presión de tener que llegar al orgasmo o de tener que hacerlo absolutamente siempre. Las relaciones sexuales pueden ser muy divertidas y satisfactorias sin tener orgasmos o sin tenerlos todo el tiempo.
En cualquier caso, si no somos capaces de alcanzar el orgasmo y queremos hacerlo, el primer paso para conseguirlo pasa por conocer nuestro cuerpo y esto implica, entre otras cosas, empezar con la masturbación. Para algunas mujeres la masturbación puede ser algo más habitual, pero para otras puede tratarse de algo nuevo o que nunca o casi nunca han practicado.
Conocer nuestro cuerpo, nuestros gustos, lo que nos funciona y lo que no podrá ayudarnos a sentirnos más a gusto con él, más cómodas y a disfrutar más. Además, la masturbación es una gran forma de empezar porque estamos nosotras solas con nosotras mismas, sin presión. De esta manera podemos centrarnos en conocer nuestro cuerpo sin obsesionarnos con llegar al orgasmo.
Y ese es el siguiente paso: enfocarnos en disfrutar y en divertirnos, en vez de en conseguir un orgasmo sí o sí. La propia presión de tener que conseguirlo puede generar que estemos tan estresadas que no podamos. La idea es que dediquemos un rato tranquilas, sin distracción, a conocer nuestro cuerpo, a ver si conseguimos o no sentir placer y en qué zonas, con qué movimientos, etc., lo conseguimos. Se trata de experimentar.
Podemos probar a utilizar diferentes juguetes sexuales, tocarnos en diferentes zonas, con diferentes intensidades, pensar en nuestras fantasías, imaginar qué cosas son las que nos excitan, etc. Una vez que hayamos conseguido estar a gusto con nuestro cuerpo, con nuestros orgasmos, con nuestra sexualidad y sepamos lo que nos gusta y lo que nos funciona, podremos informar a nuestras parejas sexuales.
Al principio para muchas de nosotras llevar a cabo esta exploración de nuestro cuerpo puede darnos vergüenza, costarnos y sentirnos incómodas, pero si nos damos el tiempo y la calma necesarias podemos llegar a crear una gran relación con nuestro cuerpo y aprender a estar a gusto con nuestra sexualidad.
Imágenes | Unsplash
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