¿Se me verá el michelín así?
¿En qué estará pensando?
Esta postura no funciona, me acuerdo de la otra vez que lo hicimos y…
Uy, mañana toca la declaración de la Renta.
Durante el sexo… ¿solo piensas en sexo? Tareas pendientes, la imagen de un ex que asalta nuestra mente, nuestro cuerpo y cómo se verá… Son muchos los pensamientos que pueden asaltarnos en mitad de un encuentro sexual… y no ayudan nada a nuestro deseo, excitación ni a alcanzar el orgasmo. Te cuento cómo centrar tu atención en lo que haces para tener mucho, mucho, más placer.
En la era de esplendor del multitasking, en una época en la que ver la tele ya no es sentarse frente a ella y mirar, sino que al mismo tiempo estamos cotilleando a nuestra vecina en Facebook, alucinando con algunas fotos de Instagram, indignándonos en Twitter y comentando la jugada en el grupo de Whatsapp de la pandi, eso de concentrarse en una sola actividad… cuesta, ¿verdad?
Pues eso mismo nos sucede en ocasiones cuando estamos en pleno encuentro sexual: la cabeza no para y seguimos pensando en setenta cosas, y no necesariamente sexuales. Lo que a priori pudiera parecer una ventaja (¡puedo pensar en varias cosas a la vez!) en el terreno de lo sexual es más bien un inconveniente.
Son numerosos los estudios que confirman que a mayor distracción cognitiva menor excitación y placer, pero no te agobies, le pasa a casi todo el mundo.
¿Solo las chicas pensamos en otras cosas?
Un estudio publicado en la prestigiosa Archives of sexual behavior indica que tanto hombres como mujeres tenemos pensamientos “intrusivos” durante los encuentros sexuales.
Además encontraron que en ambos géneros este tipo de pensamientos incluyen algunos de corte emocional. Es decir: no sólo las chicas pensamos en la relación, en nuestras emociones o en cómo se sentirá el otro. En fin, que ya podemos ir desterrando también este mito.
¿En qué pensamos durante el sexo?
Algunos de los pensamientos que surgen durante el sexo están relacionados con las tareas del día, las que tenemos pendientes, en cosas que nos han sucedido y en cómo podríamos resolver esas situaciones. Hijos, trabajo, casa… Sexy, sexy no son estos pensamientos, ¿verdad?
Otro grupo es el formado, como decía antes, por pensamientos de tipo emocional acerca de cómo va nuestra relación, sobre algún roce que hayamos tenido…
Tu ex. Es frecuente que la figura del “ex” haga acto de presencia durante nuestras relaciones relaciones sexuales. ¿Eso significa que seguimos enamorados? Pues no necesariamente, así que calma y tranquilidad.
Otra parte importante de los pensamientos que aparecen durante el sexo están relacionados con las expectativas. Ponernos a reflexionar sobre el contraste entre lo que esperábamos y lo que está siendo no ayuda nada a que nos concentremos en lo que estamos haciendo, y afecta enormemente a la excitación.
Y por último, aunque puestos a pensar hay muchos temas, también es frecuente que aparezcan pensamientos acerca de nuestro propio cuerpo, relacionados directamente con nuestra autoimagen y autoestima. ¿Me verá gorda? ¿Le parecerán demasiado pequeños mis pechos?
El estudio mencionado anteriormente indica que se da en mayor frecuencia en chicos pensamientos relacionados con las expectativas, y en chicas estos otros acerca del aspecto físico.
¿Cómo evitamos estos pensamientos?
La idea clave con la que debemos empezar es que siempre que intentemos evitar un pensamiento de manera activa lo que vamos a lograr es el efecto contrario: pensaremos mucho más en ello.
Te propongo un ejercicio a modo de ejemplo: durante diez segundos te prohíbo que pienses en la palabra “ornitorrinco”. ¡Empezamos! Ahora dime, ¿cuántas veces te ha venido a la cabeza esa palabra? Pues eso.
Para que estos pensamientos que no nos interesan no “acampen” en nuestra mente y no nos distraigan lo que mejor funciona es dejarlos pasar y focalizar nuestra atención en eso que sí que nos interesa más: nuestro placer. Pero, ¿cómo lo hacemos? Pues yo te cuento algunos trucos:
Control contextual. ¿Y esto qué es? Pues básicamente que preparemos el entorno para que haya las menos distracciones posibles. Si sabemos que somos tendentes a “salirnos de la escena” cuando nos llega un mensajito al móvil, pues mira, lo ponemos en silencio. No se trata de crear espacios absolutamente insonorizados y controlados (entre otras cosas porque eso es muy difícil), pero sí reducir en la medida de lo posible los posibles distractores.
Practica yoga o mindfulness. Ambas actividades ayudan a que aprendamos a redirigir nuestra atención hacia donde queremos, y esto es precisamente lo que nos interesa en la cama, ¿verdad? Además estas prácticas se centran precisamente en focalizar la atención sobre las sensaciones del cuerpo, en conectar con ellas, así que resultan un entrenamiento genial para estas cosas.
Establece contacto visual con tu pareja. Mirarnos a los ojos, además de ser una cosa muy bonita e incluso romántica, hace que nuestra atención se fije en un objetivo, lo que nos sacaría del bucle de pensamientos en el que hemos caído. Además para algunas personas el sexo mirando a los ojos a la pareja resulta más intenso a nivel emocional.
Relajación. Busca (internet está lleno de esto… y de fotos de gatitos) alguna buena relajación que vaya contigo. Hay dos grandes grupos: la relajación a través de tensión-relajación muscular y la relajación a través de la respiración. Aprender a relajarnos nos ayudará a reducir el nivel de activación mental y por tanto hará que se reduzcan los pensamientos intrusivos. Una nota: la relajación, como otras tantas cosas, requiere de práctica para ser efectiva, no tires la toalla a la primera de cambio.
Practica a solas, es decir: mastúrbate. En esto como en casi todo lo relacionado con el sexo la masturbación ayuda, y mucho, a que cada vez nos conozcamos más y controlemos más nuestra mente y cuerpo. Puede suceder que durante la masturbación no aparezcan a penas pensamientos distractores. De ser así reflexiona: ¿qué estaba haciendo para estar tan concentrada? ¿En qué estaba pensando en ese momento?
No le des más importancia de la que tiene: si aparece un pensamiento que nos genera malestar o nos saca de la situación, como la imagen (no deseada) de un ex, no pasa nada, déjalo ir y céntrate en lo que haces. Cuanta más importancia le demos a un pensamiento más potente será, así que ignóralo y tal y como ha venido se irá.
Fantasea. El cerebro no deja de funcionar en ningún momento, por mucho éxtasis que estemos teniendo, de manera que ya que la máquina no va a parar hagamos que juegue a nuestro favor. Fantasear durante el sexo es uno de los motores más potentes para la excitación y el deseo… y si estamos pensando en esto no pensamos en el recibo de la luz, ¿verdad?
Céntrate en tu cuerpo, en qué sientes: no hay nada mejor para redirigir nuestra atención durante el sexo que fijarnos en qué sentimos a nivel físico. ¿Dónde te está tocando? ¿Qué sensaciones te genera? Si te cuesta durante el sexo practica con masajes: pídele a tu pareja que te de masajes (y bueno, luego se los das tú también, y eso que os lleváis los dos) y aprovecha para practicar esto de centrarse en las sensaciones físicas. Ya verás que cada vez cuesta menos.
A lo largo del día tenemos miles y miles de pensamientos, unos mejores que otros, todo sea dicho. Si durante el sexo algunos de estos te distraen ya sabes, un poco de concentración y a disfrutar… ¡aún más!
Fotos: Pixabay.com
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