¿Es duro romper con tu mejor amigo/a? ¿De verdad lo vuestro no tiene solución?

Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y es una verdad universal, comprobada por cientos de estudios a lo largo del mundo y no sólo protagonista de refranes como este.

Sin embargo, seamos sinceros, hay veces que mantienes una amistad que no te aporta ningún beneficio sólo porque lleváis años de relación. Pero ¿te está haciendo más mal que bien? ¿O deberías cortar de una vez por todas?

Todas las relaciones, también las de amistad, tienen un punto en el que las pequeñas particularidades del otro dejan de ser invisibles para convertirse en enormes defectos imposibles de ignorar.

Pero no hace falta recurrir a los defectos para pensar que él o ella ha pasado de ser “tu apoyo, tu alegría, tu cómplice” a convertirse en “ese/a amigo/a de la que me está usted hablando”.

De todas formas, por si no lo tenías claro, hay algunas claves para detectar si lo vuestro se merece todavía una oportunidad o es mejor plantearse acabar con la relación o, al menos, dar a tu amigo un ultimátum. Algunas de estas situaciones las he vivido yo misma en persona y me han servido para hacerme una idea de si merecía la pena seguir adelante con la relación, intentar dar un volantazo o abandonar para siempre.

1.- Ya no era feliz cuando estaba con él/ella

La clave fundamental para decidir si tenía que romper o no. Y puede parecer demasiado dramático, todo al negro o al blanco, pero cada vez que pasaba una tarde con mi amiga regresaba a casa con un gusanito en el estómago, con la sensación de que no me lo había pasado nada bien porque ella se había pasado toda la tarde poniendo "peros" a todo y criticando a otra amiga que teníamos en común.

Y un amigo que no te hace feliz no es un amigo. Así de simple. Los amigos están para reír, compartir, disfrutar, tener conversaciones maravillosas que duran tardes eternas, ir al cine y tomar tapas, no para discutir y llorar o pasarse la tarde angustiado.

2.- El mundo gira a su alrededor

La lotería de la vida dice que al menos una vez en tu vida te has cruzado en tu camino con alguien que está muy centrado en sí mismo. Por ejemplo, yo tengo una amiga que también tiene niños, pero su vida es más complicada que lo mía. Por la forma que tiene de hablar tengo siempre la impresión de que yo no entiendo lo mal que lo pasa ella, lo estresada que está, lo mucho que necesita hacer (poned aquí la actividad de su elección) aunque a mí no te apetezca nada de nada. Pero es que yo no lo necesito tanto como ella…

También entra en esa categoría otro amigo que tengo que sólo se acuerda de mi existencia cuando me necesita para una recomendación de trabajo, para que le acompañe a un evento o, menudo morro, para mudarse. Estoy pensando en evitarloss como si fueran el recibo de la luz.

3.- Vemos la vida de una forma diferente

A lo mejor cuando teníamos quince años y nos limitábamos a comer pipas toda la tarde mientras las hormonas nos hacían reír sin parar nos llevábamos bien. Pero ahora que somos adultos, tenemos trabajos, objetivos vitales, familias y responsabilidades, puede que estemos en dimensiones diferentes, incluso totalmente contrarias.

Y me he dado cuenta de que compartir valores e ideas, principios vitales es importante en muchas ocasiones y una causa de conflicto si no lo hacemos. Política, relaciones, urbanidad, sentido del humor, etc. Cualquier cosa puede separarnos.

4.- Estamos en diferentes etapas vitales

Vale, quizá el punto anterior no sea un problema y compartimos ideas y valores, pero en un momento de nuestra vida nos separamos y ahora llevamos vidas tan diferentes que combinamos peor que el chandal y los taconazos. Mientras mi amiga quiere salir toda la noche a quemar (a veces, literalmente) las pistas de baile, yo sólo quiere apalancarse en un sitio tranquilo a sorber muy despacio un vino de a 30 euros la botella y conversar.

Todos evolucionamos y cambiamos y en cada etapa de nuestra vida necesitamos cosas diferentes. Es normal que esa chica tan estupenda, que me aportaba tanto en la época de la universidad y que se ha quedado viviendo mentalmente en los veinte, ahora no me aporte tanto como esa mamá con los que coincido en el parque cada tarde.

5.- Nunca puedo contar con su ayuda/presencia/atención

No soy una prioridad en su vida ni mis planes le interesan tanto como para sacrificar los suyos. Y me da plantón una y otra vez, retrasa constantemente “ese café que nos debemos” (deben estar recolectándolo) y nunca tiene tiempo para llamarme porque está liadísimo. Así que he llegado a plantearme que quizás ni le intereso yo ni mis cosas y que llevo meses perdiendo el tiempo en esta relación.

6.- Soy su paño de lágrimas

O peor aún, su punching ball. Tenía una amiga tan, tan, tan criticona que cuando nos separábamos necesitaba un día para sacarme del cuerpo toda la mala leche que me había contagiado y solía inventarse cosas que decían otras amigas de mí (comprobado). Otra, en cambio, sólo me llamaba para darme malas noticias. Era una sufridora nata y yo jamás estaba a la altura de sus penas, las suyas hubieran dado para escribir dos telenovelas venezolanas.

Sí, hay gente que disfruta con el conflicto o con el drama y no siempre es fácil darse cuenta de que está uno metido hasta las trancas en una relación tóxica o que su amigo es un auténtico vampiro emocional.

En estos casos mi conclusión final es que es mejor estar sola que tener que aguantar el mal rollo de otro constantemente.

¿La única solución es romper?

Nadie mejor que tú para decidir si romper o no con alguno de tus amigos. A veces, aunque la vida os haya separado, es también importante valorar el pasado que compartís juntos y el entendimiento ese que tenéis, que va mucho más allá de las palabras y de los gestos. Son muchos años que tirar por la borda y negociar, hablar y tratar de solución es a priori el primer paso a dar.

Si bien es cierto que nadie va directamente a un psicólogo porque tenga problemas con su amiga, sí que es cierto que una mala relación puede ser germen de conflictos y otros problemas o señal de que algo no anda correctamente. Y que muchas veces no merece la pena perder tu tiempo, involucrar a tus sentimientos o dedicarle tu pensamiento a esa gente que te está decepcionando todo el rato o te deja en la estacada.

Si te has sentado a pensarlo seriamente y los "contras" son más que los "pros" es mucho mejor dejarse de excusas y dedicarle más tiempo a aquellas personas que más te aportan en la vida, empezando por ti mismo/a.

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