No es nada nuevo que hablemos de los brazos de Letizia, y es que a sus casi 52 años, la reina puede presumir de tener una forma física envidiable y unos brazos fuertes y tonificados en los que no hay ni rastro de flacidez.
Sabemos que, con el paso de los años, vamos perdiendo masa muscular, hasta un 8% cada década a partir de los 40, y que los brazos es una de esas zonas del cuerpo en la que más puede notarse esa pérdida de músculo, por ello, hacer ejercicio en general, y en concreto para trabajar esa parte es fundamental para evitar las temidas 'alas de murciélago'.
El pilates es una práctica que está especialmente recomendada para los mayores de 50 por todos los beneficios que brinda a estas edades y por su gran capacidad de adaptación a las necesidades durante esa etapa de la vida. Ayuda a mejorar el equilibrio, a mantener una buena salud ósea, a fortalecer el tono musculary mejora la postura y la alineación del cuerpo, sin duda, algo muy importante en estas edades para evitar dolores de espalda y musculares.
Existen muchas rutinas de entrenamiento y posturas específicas que nos pueden ayudar a mejorar nuestro tono a partir de los 50, pero hay una en especial que es muy recomendable, precisamente para fortalecer los brazos.
Postura de la sierra o del serrucho
La postura de la sierra, o también conocida como el serrucho, trabaja los brazos de manera efectiva y segura, pero, también, es buena para ganar flexibilidad en la columna vertical y endurecer el core, o lo que es lo mismo, el abdomen, y proteger así la espalda de lesiones y los dolores típicos de la edad.
Para hacerla correctamente, debes sentarte sobre los isquiones con la espalda recta, abrir las piernas completamente estiradas y colocar los brazos rectos en forma de cruz con las palmas de las manos hacia abajo.
Al inhalar, pensamos en crecer estirando nuestra espalda y busca la torsión del cuerpo hacia un lado. En la exhalación con la espalda redondeada flexiónala metiendo el ombligo hacia adentro.
Tu mano al mismo tiempo debe buscar la dirección del pie contrario y la sitúas a la altura del tobillo como si quisieras serrarlo, estirando lo máximo posible el cuerpo hacia dedo meñique del pie y con la mirada hacia arriba. Haz lo mismo hacia el otro lado.
Fotos | Gtres y Youtube
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