Ha llegado septiembre y con él siempre llega algún propósito nuevo. Ser más productivo e intentar que los días parezca que tiene 26 en lugar de 24 horas es uno de ellos. Volver al gimnasio otro. Esta vez vamos a intentar hacer realidad el primero, porque aunque parezca imposible, aumentar nuestra productividad es algo al alcance de la mano siempre que partamos de esta premisa: alcanzar nuestro máximo potencial no consiste en exprimir al máximo tu agenda, sino en tener los hábitos y la mentalidad adecuados para lograr resultados más significativos.
Entra en un estado de fluidez
El psicólogo positivo Mihaly Csikszentmihalyi asegura que podemos maximizar la productividad mientras nos recompensamos con placer y significado. Es decir, cuando experimentamos placer, rendimos al máximo y para ello propone entrar en un estado de fluidez.
Para entrar en un estado de fluidez con el que consigamos concentrarnos al máximo (y mejorar así nuestra productividad), el experto propone seguir varios pasos, comenzando por encontrar un objetivo. Tener un propósito específico te ayudará a concentrarte. El segundo paso es eliminar las distracciones, algo que podemos conseguir siguiendo el modo monje. El tercer paso según el experto tiene que ver con el método del reloj biológico: localizamos los momentos del día en que somos más productivos (en mi caso es a primera hora de la mañana) y programamos esa tarea compleja en esos momentos para aprovechar al máximo la concentración.
Haz ejercicio
Según esta investigación publicada en Brain Science, hacer ejercicio de forma regular tiene un gran impacto en tu productividad. La culpa la tiene la cantidad de neurotransmisores como la dopamina, noradrenalina y serotonina, que se liberan cuando hacemos ejercicio. Estos mejoran la concentración, la capacidad de razonamiento, la memoria y el rendimiento cognitivo.
Según la OMS, ser sedentario es realizar menos de 90 minutos de actividad física a la semana, y si lo que queremos es disparar nuestra productividad las investigaciones sugieren que caminar entre 9 y 14 kilómetros por semana es suficiente para mejorar el estado de ánimo, aumentar nuestra motivación y capacidad de aprendizaje y sí, aumentar nuestra productividad.
Descansa (más de lo que crees)
Si crees que para ser más productivo debes estar sentado en la silla del ordenador sin moverte durante las ocho horas de tu jornada laboral, estás equivocado. La Universidad de Harvard aseguraba en este artículo que nuestros cuerpos nos envían señales claras cuando necesitamos un descanso. Esas señales incluyen nerviosismo, hambre, sueño y la más importante, pérdida de concentración. La solución no es tomarse un café para espabilarse, ni comerse un trozo de chocolate que nos suba los niveles de glucosa.
La clave es trabajar como entrenan los velocistas en atletismo, en sprints de trabajo. Nos concentramos en la tarea durante 90 minutos seguidos y descansamos después entre cinco y quince minutos para que el cerebro se recupere. Es el método que recomienda Tony Schwartz, CEO de Energy Project y coautor del libro ‘The Way We're Working Isn't Working’ (La forma en la que trabajamos no está funcionando).
Te aseguro que estos tres hábitos funcionan. No solo te lo dice la ciencia, te lo asegura alguien que los ha incluido en su vida y que ha conseguido aumentar muchísimo su productividad. Palabrita.
Fotos | Declan Sun en Unsplash, Aleksander Vlad en Unsplash
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