Los BAFTA's, como comúnmente se les conoce, reúnen a la crema y nata londinense, aún cuando como Madonna sean hijos adoptivos de la ciudad, para premiar a lo mejor del cine internacional. No tienen el glamour de Cannes, ni son tan conocidos como los Oscars; sin embargo, eso no impide que por la alfombra roja desfilen maravillosos vestidos, llenos de elegancia y que la Casa de la Ópera Real se complazca en albergar durante unas horas a grandes celebridades de talla internacional.
Este año, los premios fueron una pletora de peticiones en favor de mantener a la firma Burberry como completamente inglesa, esperando que por medio de sus discursos los ganadores de los premios puedan impulsar la campaña en contra del cierre de la fábrica en suelo inglés que tiene la firma.
Para empezar, la llegada de las celebridades estuvo lleno de sorpresas, pues por primera vez en mi vida pude ver a una Kylie Minogue con un vestido nada favorecedor. Digamos que el estampado parecía sacado del sofá de la tía solterona. Sin embargo, también estuvo lleno de toques espectaculares. Penelope Cruz llegó ataviada con un vestido palabra de honor en blanco con aplicaciones en negro, simplemente deslumbrante.
También Sienna Miller nos demostró porque es una de las más fotografiadas celebridades con un vestido de espalda baja en gris perla que no puede sino dejarnos extasiados. Por su parte, Toni Colette llegó muy sexy con un vestido gris oscuro tipo halter con un escote de muerte. El problema fue el abrigo color champaña con que decidió cubrirse del frío londinense.
Helen Mirren me impacta cada vez que la veo, pues además de ser una ganadora en cuanto a su actuación en The Queen en todos los premios a los que asiste, es una ganadora en el buen gusto. Cuando tenga su edad espero tener ese sentido de lo que queda bien como ella. Su vestido en raso color crema con detalles en chocolate no puede sino dar nota de que ella es "la reina".
Otra querida actriz inglesa apareció esta vez no muy espectacular, pero tampoco se puede decir que lo hizo mal. Simplemente esta vez Kate Winsley quedó en un 50-50. Sobria en un vestido palabra de honor tipo cocktel negro con un cinturón en pedrería blanca se veía guapa, pero no podemos decir que fuera lo deslumbrante que en sus últimas apariciones.
Por su parte, la actriz Eve Green parecía sacada de una película de Tim Burton, pues a pesar de que el vestido no era tan feo, el peinado era más adecuado para Eduardo Manos de Tijeras que para ella.
Vía | Fashion Verbatim
