Resaca de Oscars

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Ya han salido todas las revistas "del corazón" y la mayoría cubren, tal y como hicieron los periodicos el martes, la alfombra roja del Kodak Theatre. Una alfombra que con la nueva moda de cambiarse de vestido tras la ceremonia, ha encontrado tres hermanas pequeñas, las fiestas posteriores a la entrega de los Oscars.

En estas fiestas, la que organiza la revista Vanity Fair, la fiesta del Gobernador y la que desde hace años celebra el músico Elton John, se reunen los actores, directores, guionistas, productores y demás profesionales del cine que han acudido como nominados, presentadores y acompañantes a la ceremonia, y otros tantos más que se apuntan a la celebración. Y es una nueva oportunidad de disfrutar del glamour de Hollywood, no sólo porque puedes cotillear los vestidos de las que no han estado en el Kodak Theatre, sino también porque algunas de las que han estado aparecen con un traje distinto.

Este fue el caso, entre otras, de Naomi Watts y Uma Thurman. No entiendo muy bien por qué se cambiaron de ropa. En el caso de la primera, y a pesar de que su primer vestido, el de Givenchy no ha gustado a la mayoría, entre la que no me incluyo, desde luego con este otro de Christian Lacroix no consiguió mejorar mucho las cosas. ¡Es horrible! O, al menos, a mí me lo parece. En cambio Uma Thurman está igualmente elegante, bella y atractiva, la pena es que a primera vista hay que esforzarse para encontrar las siete diferencias entre sus dos vestidos, ambos de Versace ;)

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Otros cambios de outfit parecen obedecer a cuestiones prácticas. Seguro que Keira Knightley se encontró mucho más cómoda con el brillante y sencillo vestido negro de Missoni con el que acudió a las fiestas, que con el ajustado y barroco traje de Vera Wang que lució en la alfombra roja. Eso sí, no se cambió de joyas, y siguió luciendo durante toda la noche el maravilloso collar vintange de los años 60 de Bvulgari. La joya más espectacular de toda la velada. Jessica Alba también optó por la comodidad, y dejó en el hotel su glamuroso Versace, cambiándolo por un vestidito blanco de Yves Saint Laurent, muy mono, pero poco vestido para la fiesta, que seguía siendo de gala.

No cambiaron de traje ni las ganadoras del Oscar, Rachel Weisz y Reese Witherspoon, ni las favoritas de la masas, Nicole Kidman, Charlize Theron, Jennifer Aniston y Jennifer López. También es cierto que los diseños que todas ellas lucían eran realmente especiales, pues o se trataba de piezas vintange, o eran modelos adaptados y modificados de propio para que ellas los lucieran esa noche. Reese Witherspoon, por ejemplo, no se cambió, pero cubrió su vintage de Christian Dior de 1955, comprado en París, con un elegante abrigo negro.

A la fiesta de Vanity Fair además de los protagonistas de la noche, acudieron también algunos de los diseñadores de los vestidos que se lucieron, como Carolina Herrera, Donatella Versace y Zac Posen, y otras estrellas del celuloide y las revistas de moda. Es el caso de Selma Blair, Lindsay Lohan, Kate Bosworth y Sienna Miller. Estas dos últimas, novia de Orlando Bloom y exnovia de Jude Law (y también de Bloom) respectivamente, fueron fieles a su estilo con el que sin haber participado en películas especialmente importantes, ni contar con buenas críticas, han conseguido, sin embargo, la fama y enamorar a las estilistas de moda de medio mundo. Kate Bosworth, sencilla y romántica, optó por un veraniego vestido de Calvin Klein. También pudimos comprobar que Sienna Miller , vestida de Thomas Wylde, permanece fiel al estilo Edie Sedgwick, la heredera millonaria musa de Warhol, sobre la que acaba de protagonizar un biopic ("Factory girl").

En cuanto a los chicos, ninguno se cambió de ropa. Algunos, como Jake Gyllenhaal, simplemente se soltaron la pajarita y desabrocharon algo sus camisas. El cambio más sexy ;)

Vía | Style.com

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