Durante un viaje hay muchos momentos que ponen a prueba nuestra paciencia. Desde niños que lloran sin parar hasta un mal servicio al cliente. Sin embargo, aunque no podemos controlar lo que hacen los demás, somos responsables de todas y cada una de nuestras acciones. Aunque a veces pueda parecer tentador rendirse y explotar, mantener los buenos modales durante un vuelo es lo más beneficioso para todos los pasajero. Empezando por ti mismo.
Respeta el espacio de los demás
Ya sea que lleves a un único pasajero al lado o que sean dos y te sientas como la loncha de queso en un sándwich presa, confórmate con el espacio (normalmente, reducido) que te corresponde. Nada de acaparar los reposabrazos ni de estirar o abrir las piernas más allá de los límites de tu espacio personal.
Y lo mismo aplica a dormirse sobrepasándolos, vencido por tu propio peso y a los pies y a la tentación de estirarlos por debajo del asiento delantero tras un rato recogidos sobre sí mismos. Si, por el contrario, eres tú el viajero afectado por esta falta de consideración, pídele de forma cortés a la persona que se recoloque Y, si está durmiendo o lleva auriculares y no te oye, llama su atención con un toque suave en el brazo.
Embarca con dignidad
Todos queremos subir al avión o al tren antes de que empiece a escasear el espacio para colocar nuestro equipaje. Esto hace que, a menudo, a la hora de embarcar muchos se piensen que están dentro de una película apocalíptica y no les importe qué tengan que hacer o a quien pasar por encima con tal de entrar de los primeros. Vamos a calmarnos y a darle la importancia justa que tiene el colocar las maletas. Deja pasar a ancianos y otras personas que necesiten acceder primero y no generes el caos pensando solo en ti mismo.
Desembarca con dignidad
Es normal tener muchas ganas de pisar tierra firme una vez se ha llegado al destino. Sin embargo, salir del avión antes o después no depende de ti sino del lugar en el que te encuentres. Levantarte antes de que se abran las puertas y estar el primero preparado en el pasillo solo está bien si te encuentras cerca de la salida. Si este no es el caso, solo vas a provocar caos y hacer que la salida de los demás sea peor. El orden es la clave de un desembarque cómodo.
No es momento de rutinas de belleza
Una viaje implica varias horas muertas mientras nos desplazamos al destino sin embargo, este no es momento para ponerse al día con las rutinas de belleza atrasados. Sobre todo, mientras estamos en nuestro asiento. Nada de limarse las uñas, cortarse las de los pies, depilarse las cejas, el bigote, etc. En cualquier caso, podemos acudir al baño para algún retoque puntual. Del mismo modo, no te apliques el perfume o lociones que desprendan olor.
Recuéstate pero con sentido común
La mayoría de los asientos de avión están pensados para reclinarse. Hacerlo es algo totalmente aceptable. Eso sí, tenemos que tener en cuenta a la persona que está detrás antes de mover el asiento. No lo hagas cuando estén comiendo y si están trabajando con su portátil, explícales cortésmente que necesitas estirarte.
No te descalces
Poca explicación necesita este punto pero, teniendo en cuenta lo que uno puede llegar a vivir en un avión, no está de más recalcarlo. No te quites los zapatos bajo ningún concepto. Es de mala educación y antihigiénico.
Ojo con el alcohol
Volar es el mayor miedo de muchas personas, sin embargo, meterse unas copas antes o durante el vuelo para sobrellevarlo puede ser contraproducente. Además de que cabe la posibilidad de que acabes perdiendo el control y montes una escena que te pueda dejar en tierra, para los demás tampoco es agradable sentarse al lado de alguien que apesta a alcohol, da la nota o no actúa racionalmente.
Sé amable con los niños (y sus padres)
Es realmente tedioso cuando te tocan niños cerca. Sobre todo, cuando estos son muy pequeños y lloran o cuando son muy inquietos y se desesperan al tener que pasar tanto tiempo encerrados. Mirar mal a los padres o hacerles partícipes de tu molestia no va a mejorar la situación. Probablemente, ellos sean los primeros que estén pasándolo mal: primero, por lo molesto del alboroto de sus propios hijos y segundo porque son perfectamente conscientes de estar fastidiando a los demás.
La buena etiqueta por parte de los padres marca que ellos han de controlar a sus hijos. No obstante, si hay un niño que te está molestando, como pateando tu asiento, y el padre no hace nada, pídele cortésmente a este que detenga el comportamiento de su hijo. Puedes ponerte serio si el problema persiste pero nunca te desquites con el niño.
Ventanilla vs pasillo
Existen reglas no escritas que dictan que la persona a la que le ha tocado ventana controla la persiana. Así que puedes pedirle amablemente que la baje si te molesta el sol. Del mismo modo, la persona del pasillo debe levantarse cada vez que cualquiera de los pasajeros de la fila quiera salir, incluso si se está levantando constantemente.
Recoge tu basura
No ensucies tu espacio y tira con frecuencia la basura que generes. Por supuesto, nada de dejarla abandonada en el asiento al salir. Del mismo modo, no lleves comida que desprenda un olor fuerte a bordo.
Foto de portada | Fallon Michael
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