Planear una escapada es casi tan gustoso como la escapada en sí. La ilusión de escoger un destino, de marcar en el mapa todo lo que se puede ver y el hotelito perfecto, bien ubicado y lindo. Elegir bien el alojamiento es clave para que la experiencia sea redonda, porque si acabas en un lugar malo se te arruina el viaje completo. ¿Cómo saberlo? Estate atenta a estas nueve red flags para huir antes de hacer el booking.
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Webs de reserva sospechosas
Si el hotel aparece solo en páginas de dudosa reputación y no eres capaz de encontrar su propia web o de ficharlo en plataformas populares como Booking o Expedia, sal corriendo. Podría ser una estafa y no vamos a ser las que caigamos en ella.
Ubicación un tanto peligrosa
Tratar de medir el presupuesto está bien, pero no a costa de nuestra seguridad. No hace falta coger un hotel en plena Puerta del Sol, pero tampoco irse a Valdemingómez a pernoctar. Intenta buscar algo, dentro de tus posibilidades, que te asegure estar cerca de los sitios que quieres ver y que no sea una zona problemática, porque eso puede convertir un viaje en una experiencia incómoda.
Críticas negativas
Hay gente muy tiquismiquis que se queja de cosas nimias, como que no haya tres enchufes al lado de la cama, que no haya bidé o que su desayuno no incluyera caviar. Pero luego hay comentarios importantes que sí pueden indicarte la mala calidad de un hotel: mal olor, ruido, suciedad, colchones incómodos. Investiga bien si no estás seguro, porque en esas críticas puede estar la respuesta.
Fotos de bodegón

Que a todos nos gusta un buen bodegón del siglo XIX, pero cuando un alojamiento tiene trescientas fotos detalle de sus desayunos, sus amenities del baño, sus sábanas y sus vistas, mala señal. ¿Qué están escondiendo? Quiero ver el dormitorio, las instalaciones, el baño y el exterior de forma clara. Por favor y gracias.
Bueno, bonito y barato no existe
Si encuentras un hotel que parece el paraíso y está muchísimo más barato que otros alojamientos de la zona, sospecha. Puede que suene la campana, pero en muchos casos esto supone que te darán una mala habitación, que ahorran en limpieza o en comodidad. No sabemos de dónde lo sacan, pero esa diferencia de precio viene de algún sitio.
Mal servicio de atención al cliente
Has reservado o estás pensando en hacerlo y tienes dudas. Si llamas o escribes y te atienden mal, tardan en responder o no son educados, quizá no sea el mejor hotel. Imagínate que tienes un problema durante la estancia, ya sabes que no van a ser de mucha ayuda.
Si el lobby es turbio, imagínate lo demás

Las primeras impresiones importan y mucho. En el caso de los hoteles todavía más. Si no cuidan su vestíbulo, que es el escaparate del hotel, espérate a ver lo que viene después. Probablemente, las habitaciones sean aún peores.
La habitación está sucia
Si no estás montada en el dólar, puede que para cuando veas la mugre del dormitorio ya sea tarde. Ya estás allí y, sin política de cancelación, ya no puedes permitirte coger otro alojamiento. No se lo deseo ni a mi peor enemigo, pero será, claramente, una enorme red flag. Por eso es importante leer las críticas de clientes anteriores.
Que tenga mucho ruido
Los hoteles buenos suelen estar en el centro de las ciudades y eso, a veces, es un problema con el tráfico y el ruido de la calle. Mira bien las opiniones de otros huéspedes para saber si las paredes son finas, si se oye mucho a los vecinos o el ruido exterior. Ojo, porque una mala insonorización puede impedirte dormir y eso es todo lo opuesto a un viaje de descanso.
Con estas alertas en mano, buscar un buen hotel te será mucho más fácil. ¡Feliz viaje y, sobre todo, feliz estancia!
Fotos | Sasha Kaunas, Franz Schekolin y Huy Nguyen vía Unsplash.
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