En la cima de una peña, en la provincia de Soria, se alza la pequeña villa de Calatañazor. Dicha peña, que rompe el discurrir del río Milanos, le da a este pueblo medieval un aspecto más imponente, como si amplificara su carácter fortificado. Además de dotarlo de unas vistas espectaculares. El resto lo ponen sus escasos cuarenta habitantes, sus calles empedradas, sus casas de piedra y adobe con tejados de teja árabe y múltiples leyendas que lo convierten en un pueblo de cuento.
Si te gustan las localidades pintorescas o que parecen detenidas en el tiempo, te gustará saber que Calatañazor de las más espectaculares que tenemos en España. Encima, es muy poco conocida y casi no llega el turismo. Por todo ello, es una villa tranquila y rica en patrimonio arquitectónico que está rodeada de naturaleza frondosa.
Una peculiaridad es que esta está dominada por sabinas que alcanzan los más de 14 metros de altura y superan los dos mil años de existencia. Y es que, al norte del pueblo, se encuentra la reserva natural del Sabinar de Calatañazor que es uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta.
Aunque Calatañazor destaca por su belleza medieval, el pueblo es de origen celta y por él han pasado también visigodos y musulmanes. De hecho, por lo que de verdad es famoso es porque en él tuvo lugar, según la leyenda, la legendaria batalla en la que las tropas cristianas derrotaron al caudillo musulmán Almanzor en el año 1002. Un hecho que dio origen a la expresión popular "en Calatañazor perdió Almanzor su tambor", simbolizando la pérdida de su poder.
Aunque están en ruinas, sus construcciones más importante son el castillo y la muralla, puesto que Calatañazor es una población fortificada. Aún se conservan lienzos de la muralla en el noroeste y sur, tambores y una pequeña puerta. La construcción originaria data del s. XII y alcanzaba en algunos tramos los 18 metros de grosor.
El castillo, que también data del siglo XII, fue reformado en el siglo XIV. Conserva algunos lienzos y parte de la torre del homenaje desde dónde se pueden observar unas panorámicas impresionantes. Además, debajo del castillo se conserva una necrópolis altomedieval con tres tumbas fechables a partir del siglo X. No muy lejos circulaba la vía romana de Astorga a Zaragoza.
Como es de esperar, otra gran joya de este pueblo es una gastronomía tradicional castellana. Con platos como las migas pastoriles, las carnes a la brasa y por supuesto, los torreznos.
Foto de portada | M.Peinado
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