Giambattista Valli es el ejemplo de cómo lograr que el término "una mujer femenina", tan manido y utilizado hasta el hartazgo, perdiendo cualquier valor que un día pudo tener, siga dando un sentido a la Alta Costura que él presenta en París. El diseñador italiano tiene claro dónde está su fuerte, dónde está su público y solo busca reinventarse de forma gradual pisando sobre seguro entre flores, suspiros y nuevas princesas.
Giambattista Valli meets Dior
De toda la nueva colección lo que más ha sorprendido es casualmente su mínimo respiro en algunos looks que ofrecen la cara más accesible de la alta costura, mirando al prêt-à-porter y acercándose a ese diálogo terrenal que Raf Simons lleva buscando desde hace unas temporadas con mayor o menor éxito.
Estos tres diseños me recordaron a la imagen de Christian Dior en manos del belga. Lugares comunes con el negro jugando en los bloques de color.
Las nuevas novias
Las novias deberían salirse más de las ideas típicas de la tradición en blanco e ir probando otras tendencias con la intención de que estas se vean algo normal, no una excepción entre un millón. Novias en blanco pero con otros detalles, ya sea con grandes volúmenes y jugando con las transparencias de las faldas, ya sea aportando el toque negro de unas sandalias de rejilla, o convertir con el corte sirena en un campo de pequeñas flores.
El artesano floral
El diseñador italiano logró elaborar un estilo propio tras pocos años en solitario, años después de su salida de Ungaro Fever. Las flores son el material con el que logra hacer su logo invisible. Reinventar ese gusto por las flores no será tarea fácil y para el próximo invierno él apuesta por el minimalismo controlado, pequeñas romas, pequeños pétalos y flores esparcidos de forma estratégica por los vestidos en los que abunda el falso largo.
El rojo es su momento
La gama de rojos es el momento de buscar la exaltación de la pasión, en cualquiera de los tonos disponibles, desde el rojo pasión hasta el burdeos con toques más oscuros. El rojo hace crecer a los diseños de Valli y los da un carácter más sensual convirtiendo las líneas de chaquetas en vestidos cortos, abrigos que sufren esa misma transformación y prendas que acaban abducidas por capas florales.
Cuando el rojo encuentra su antítesis de pureza en el blanco esta pareja destaca aún más, en largo y añadiendo transparencias a las princesas románticas.
Baños de azul
Lo que no vimos en la pasada colección de Alta Costura, donde dominó la inspiración invernal, lo vemos ahora. La colección de otoño-invierno 2013/2014 es más estival que la actual de esta temporada. El azul tiene gran responsabilidad en ese proceso. Un azul suave que tiene el gusto de los estampados extraídos del mundo de la porcelana china que tanto influye en Valli.
Volúmenes, bailarinas modernas, con detalles hasta de traje y de nuevo esos volúmenes en contraste que vuelven a recordar a los vistos hace poco en Dior.
La mínima noche
Una colección de Alta Costura de invierno sin ningún vestido negro, sin ninguna línea ni tendencia dominada por este color. Parece mentira pero se cumple. Una buena alegría al verlo. El negro en Valli ha sido sustituido por el gris más suave, casi buscando pasar desapercibido en tonos pastel y con bordados sobre él.
La espectacularidad final
Para el cierre Giambattista Valli se reservó bien los diseños que buscan asombrar más. El corte sirena y los diseños en forma de tubo dejaron paso a los grandes volúmenes en faldas con grandes campanas y con preferencia por el escote palabra de honor, con o sin panel de seda por encima. Gusto por el bustier y por los falsos largos frontales.
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