Los lunares son sexys y picaros, sobre todo en algunos lugares estratégicos y sino que se lo digan a Marilyn Monroe o a Cindy Crawford, pero hay que vigilarlos.
No todas las manchas marrones de la piel son lunares, pueden ser pecas o manchas que salen por la exposición al sol. Un lunar es un tumor benigno, salen por cuestiones genéticas.
Lo primero que debes hacer es observar todos los lunares de tu cuerpo y tenerlos controlados, ponte delante de un espejo y con otro ayúdate para poder ver bien los de la espalda. Una vez que los tengas observados y has visto como son tienes que mirarlos más a menudo para poder detectar cualquier cambio que se produzca, que pueden ser los siguientes:
- Asimetría
- Bordes irregulares,
- Coloración heterogénea,
- Un diametro mayor de seis mm.
- El crecimiento excesivo en un periodo corto
- Picores, dolor o sangrado.
La pubertad, el embarazo o la exposición al sol son algunos de los factores que pueden provocar cambios en el lunar, en la mayoría de los casos es algo normal.
Al menos una vez al año debes acudir al dermatólogo, sobre todo una vez pasado el verano que es cuando más habremos expuesto los lunares al sol. Con un examen clínico se detectará si el lunar es benigno o maligno, en el caso de ser maligno se debe extirpar. También se pueden eliminar los lunares benignos si nos causan algún complejo.
Es muy importante evitar el sol pero si queremos ir a la playa es recomendable permanecer bajo la sombrilla o con crema solar de alta protección.