Si somos rubias, queremos ser morenas. Si somos morenas, nos da por ser rubias: las mujeres no estamos nunca contentas. Es el caso de mi amiga Eva y en esta ocasión el cambio fue doble: corte de pelo y cambio de tinte. El cambio ha sido tan radical y brutalmente arrebatador que la he convencido para que me deje publicar sus fotos. ¡Gracias, guapa!
Su color natural es castaño dorado y fue haciéndose mechas rubias con decoloración progresiva hasta convertirse en rubia. Se acentuó todavía más el rubio tras recibir los rayos del sol durante todo el verano. Y finalmente le volvió a dar el puntazo de nuevo, dándonos otro susto de los suyos.
Fuera la melena escalada: le apeteció un corte recto a lo Victoria Bechkam, un corte todavía muy actual. El tinte que utilizó para volverse morena fue una pura casualidad. Quiso un castaño oscuro y fuimos juntas al supermercado a comprar ese tono en los tintes Llongueras. ¡Sorpresa! La experiencia pasó de castaño oscuro hasta llegar a lo que yo considero un color negro. Aunque le queda de muerte.
¿Qué os parece este cambio radical? Con el cambio de color, sus ojos claros se intensifican. Y con el nuevo corte de pelo ha ganado en sofisticación y modernidad. Está muy contenta con el nuevo look y no piensa cambiarlo en mucho tiempo. O eso dice ella.
Espero que le sirva de modelo a alguna de vostras que tiene ese gusanillo del cambio de look pre-verano.
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