Seguro que a alguna de vosotras también os ha ocurrido: el año pasado llevaba el pelo rizado y bastante largo, por debajo de los hombros. Hasta que un día del mes de julio me dio un aire y decidí cortar por lo sano; pero no corto como lo había llevado otras veces, con un bob a la altura de la mandíbula, sino corto-corto, muy corto. Un corte a lo garçon, vaya, con el flequillo ladeado y un poco más largo de un lado que de otro.
Todo iba fenomenal hasta que llegó ese fatídico momento en que el pelo comienza a crecer y ya no está ni corto-corto ni llega a media melena: a la hora de entrenar tenía el pelo demasiado largo como para llevarlo largo y demasiado corto como para hacerme un moñete. "¿Y ahora qué?" Fue entonces cuando me planteé el tema de las extensiones de pelo, y un mes después no puedo estar más contenta. Os cuento mi experiencia con ellas.
¿Puedes ponerte extensiones con el cabello muy corto?
Una vez que me decidí a ponerme extensiones (porque quería el pelo largo, y ya sabéis cómo son estas cosas, que lo quieres ya mismo), empecé a informarme sobre los distintos tipos que hay y, sobre todo, sobre si se pueden usar en pelo corto rizado, que era mi caso. La verdad es que al principio no me veía con muchas oportunidades, porque buscando en internet siempre leía que había que tener, por lo menos, media melena para que me agarraran bien. Incluso pregunté a una amiga, que es peluquera, y me dijo lo mismo: infórmate bien porque con el pelo tan corto como lo llevas tú, es complicado.
Llamé por teléfono a un par de peluquerías que me recomendaron y, obviamente, siempre me decían lo mismo: tenían que ver en vivo y en directo la longitud de mi cabello para saber si era posible. Así que por fin un día me decidí a ir a una peluquería especializada en extensiones para que me echaran un vistazo. Y para mi sorpresa me dijeron que se podían poner sin problema, ¡bien!
Ahora quedaba el tema de qué tipo de extensiones me pondría, siempre pensando en extensiones permanentes. Si alguna vez habéis investigado un poco habréis visto que hay de distintos tipos: las más utilizadas son o bien las de keratina (que llevan un pegamento termofusible con las que se agarran a tu cabello) o bien las de anillas (que se sujetan mediante unos aros pequeñitos). En la peluquería me dijeron que para mi tipo de pelo (rizado y fino) y longitud, lo más recomendable eran las anillas, así que me decidí por ellas.
La diferencia de precio es bastante grande entre unas y otras: las de keratina pueden salir por unos 500 euros, mientras que las de anillas se quedan alrededor de los 250 euros, que ya es bastante. Lo bueno es que luego el mantenimiento no es muy caro: cada dos meses aproximadamente hay que ir a la peluquería para que te recoloquen las extensiones, y se cobra a 60 euros la visita. Sí os recomiendo buscar en internet diferentes precios en distintas peluquerías y que vayáis a la que, dentro de un precio que se adapte a vuestro bolsillo, os dé más confianza.
Cómo se colocan las extensiones
Dicho y hecho: reservé una cita para esa misma semana y allí que me fui con mi pelo corto esperando salir con la melena de Sofía Vergara (más o menos). El proceso es, aparentemente, sencillo: las extensiones, lo que son los apliques de pelo que te van a poner (que, por supuesto, son de cabello natural) vienen en una manta o ramal único que se debe cortar en función del lugar de la cabeza donde se vayan a colocar.
Es tarea de las peluqueras localizar el mejor lugar para ir colocando las extensiones dependiendo de la cantidad de pelo que tengas. Como yo tenía el pelo muy corto también por arriba, me pusieron dos ramales prácticamente en la coronilla para que las extensiones cayeran de forma natural y no se notara que son apliques de pelo. Otros dos ramales a los lados y otro más abajo para dar largura al cabello. Con esto os quiero decir que una sola manta de extensiones da para mucho, aunque a primera vista nos pueda parecer poco pelo.
Antes de empezar a colocar las extensiones nos lavarán el cabello, lo secarán y lo desenredarán, y a partir de ahí se empiezan a colocar los apliques. Se hace la raya con un peine en el lugar donde se va a colocar el ramal de extensiones, se coloca primero con horquillas y se va fijando a nuestro cabello con pequeñas anillas que se cierran con una especie de alicates pequeñitos, de forma que quedan perfectamente sujetas.
Así se repite el proceso con todo el pelo que nos queramos poner. No es para nada doloroso ni molesto, o al menos no más que cualquier otro procedimiento que te puedan hacer en la peluquería, y en una hora estaba lista y peinada para salir.
Cómo se cuidan las extensiones
Aquí vamos con la parte interesante: ¿cómo tenemos que cuidar nuestras extensiones? En principio se lavan de manera normal, como el resto del cabello: se recomienda utilizar un champú con un PH neutro para que no se dañe el cabello. Las extensiones, al ser de pelo natural, admiten cualquier tratamiento que le demos a nuestro pelo: podemos peinarlas, rizarlas, alisarlas, teñirlas y lo que se nos ocurra sin ningún problema.
Las dos cosas más importantes que debemos tener en cuenta son: desenredar el cabello siempre en seco y aplicar una mascarilla al menos una vez a la semana de medios a puntas. El tema de desenredar y cepillar el cabello en seco es importante, ya que sobre pelo mojado al tirar de las extensiones las podemos mover o romper el pelo. La mascarilla también es importante para mantener el cabello bien hidratado y desenredado.
Otro truquito que me dieron fue el de dormir siempre con el pelo recogido para evitar los enredos: eso lo llevo al pie de la letra, también por comodidad, y lo que suelo hacer cada noche antes de dormir es desenredar el cabello y hacerme una trenza de lado antes de meterme en la cama.
Por lo demás, el único mantenimiento especial que requieren es acudir cada dos o tres meses a la peluquería, en función de lo que crezca nuestro pelo, para que vuelvan a subir las extensiones y que queden bien pegadas a la cabeza.
Mi experiencia con las extensiones
La verdad es que estoy muy contenta con mis extensiones: me permiten peinarme de forma cómoda, pudiendo hacerme trenzas, coletas, llevarlo suelto, sujeto con horquillas... En fin, puedo hacerme lo que quiera y se ven muy naturales. De hecho, la gente que no me conocía con el pelo corto se han quedado muy sorprendidos al decirles que son extensiones, así que prácticamente no se notan nada de nada.
El único problema que he tenido ha sido que durante las primeras semanas no utilicé mascarilla y sí que notaba las puntas muy secas y se me hacían unos nudos horribles en el pelo. Pero a partir del momento en que comencé a aplicar la mascarilla un par de veces por semana el pelo ha pasado a estar muchísimo más suave, y sin ningún enredo.
A la hora de cepillar y desenredar utilizo un Tangle Teezer, que es el cepillo que me recomendaron las chicas de la peluquería, y me va perfecto. Sí me parece un poco rollo tener que cepillar porque jamás me había cepillado el pelo antes (se me deshacen los rizos naturales si lo hago y se me queda fosco), pero tampoco es una tarea que me lleve mucho tiempo.
Durante este primer mes con las extensiones no se me ha caído ninguna anilla ni se me han caído las extensiones (estaba un poco paranoica los primeros días) ni nada de eso, y eso que me he hecho coletas altas, he corrido, he bailado, me he puesto gorras, las he alisado, me he echado activador de rizos... Están aguantando perfectamente en su lugar.
Dentro de poco me toca ir a subir las extensiones porque el pelo me crece rápidamente (aunque al ser rizado no se note mucho), y seguro que seguiré con ellas puestas durante mucho tiempo.
Espero que mi experiencia os sirva si estáis pensando en ponéroslas, ¡yo estoy encantada!
Imágenes | Wikimedia Commons, @ladyfitnessmad