Hace unos días mi compañera Nuria comentó unas buenas pautas para animarnos a hacer ejercicio. Otoño puede ser una estación tan buena como cualquier otra para empezar, por lo que tiene de reto y esa sensación de principio de curso de la que todavía quedan restos en alguna parte del inconsciente.
Pero mis propósitos para este año son un poco distintos, practico deporte desde hace tiempo pero nuevas circunstancias laborales y personales (me ha dado también por volver a estudiar) hacen que vaya un poquito agotada últimamente, así que he decidido cambiar a unas rutinas menos estrictas, que me permitan seguir cuidándome sin agobios.
Yo quiero bailar... a todas horas
Cuando estás un poco agotada mentalmente hay que tener una voluntad de hierro para subirse a la elíptica y ponerse a pedalear durante 45 minutos. Al menos es lo que me pasa ahora o quizá llevo tanto tiempo haciéndolo que ya no me motiva como antes.
Correr es un buen desahogo, pero implica un tiempo extra de preparación, salir etc. que no siempre me puedo permitir, así que ¿Qué hacer esos días en los que se resienten las ganas? Pensando en algo que me gusta muchísimo, lo tuve claro enseguida ¡Bailar!
Así que rauda y veloz me puse a buscar vídeos para practicar en casa y encontré muchas opciones en la red, entre las cuales de momento me quedo con las clases de Zumba, que combinan ejercicios bastante intensos con pasos de baile relativamente fáciles y sobre todo muy entretenidos.
Es un ejercicio cardiovascular muy completo en el que se queman calorías (se suda a raudales, eso también) y se tonifican los músculos. Además paso un rato realmente divertido, lo que consigue no solo que venza la pereza si no que esté deseando realmente pegarme una buena sesión, en cuanto dispongo de un rato.
Otra de las actividades que me he propuesto recuperar es la Danza del Vientre, ya la estuve practicando hace tiempo y además de ser muy relajante, se nota realmente el trabajo en la zona abdominal, brazos y caderas. Sirve para estirar la musculatura, moldear el cuerpo y es una auténtica gozada para los sentidos. Cuando termino no se me ocurre otra cosa que pensar ¡Así sí!
Una rutina mínima de mantenimiento
Por otra parte a fuerza de experimentar vas encontrando algunos ejercicios básicos que te ayudan a estar en forma y no requieren de mucho tiempo, y esos sí que voy a seguirlos practicando al menos cuatro o cinco veces por semana, como mantenimiento, ya que dan muy buenos resultados.
Mis imprescindibles son:
Flexiones: No hace falta ser una máquina, empecé con ocho, ahora estoy en doce y no tengo prisa en ir aumentando, me conformo con ser constante. Van geniales para reafirmar el pecho, fortalecer los brazos y endurecer el abdomen.
Mancuernas: Una pequeña tabla sencilla que inicié con pesas de 1,5 kg y que hace unos meses aumenté a 3kg. A los ejercicios para ganar firmeza pectoral he añadido curl de bíceps alterno tipo martillo, extensiones verticales de brazos y press militar, con 15 repeticiones de cada.
No hay que temer por desarrollar mucho músculo, ya que eso es realmente difícil y requiere mucho más esfuerzo, pero practicando asiduamente esta pequeña rutina si se consiguen unos brazos y hombros fuertes y torneados, yo estoy encantada con ellos.
Abdominales: Un total de 50 con una pequeña pausa a la mitad, de momento me van bien para mantener el vientre liso, que casi empieza a marcar algo de musculatura. La idea es aumentar a 100, pero como todo, sin prisa.
Sentadillas: No hay nada mejor para endurecer los glúteos, unas 20 diarias se hacen en un suspiro y a los meses se empieza a notar que realmente ¡Hacen efecto!
Me gusta mucho el deporte, pero cuando las circunstancias no permiten más es mejor adaptarnos a lo que podemos que aspirar a mucho y quedarnos en nada. Así que esta es mi propuesta para esta nueva etapa que acabamos de estrenar.
Y ahora os toca a vosotras ¿Ya tenéis montado un buen plan para el otoño?
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