Cuando las vacaciones tocan a su fin, no puedo evitar sentir algo de melancolía. La vuelta a la rutina, los días más cortos y la luz del otoño suponen un nuevo desafío. Sin embargo, intento mirar el lado bueno de todo y acometo la nueva estación planteándome retos diferentes y propósitos para cumplir durante el otoño e invierno. En esta ocasión, mi prioridad os puede sonar algo pretenciosa ¿Que os parece la propuesta de buscar la felicidad conscientemente y mimarme más a menudo? Puede sorprender que en muchos casos solo sea una cuestión de voluntad.
Siempre se ha dicho que la serenidad es fuente de belleza, sin embargo, el trabajo, las preocupaciones y el día a día nos deja poco tiempo para poner en práctica esta disciplina; la de vivir relajadas. Vosotras mismas habréis experimentado que cuando estáis tranquilas y felices tenéis un gran aspecto.
Una buena formula para alcanzar este objetivo es dedicarnos un tiempo a nosotras, una cuestión que, en la práctica, no resulta tan fácil como parece a simple vista y, sin embargo, es fundamental para alcanzar la paz interior, saber lo que queremos, sentirnos identificadas con nuestra vida y marcarnos unos objetivos ¿Os habéis parado a pensar cuanto tiempo os dedicáis a lo largo de una semana? Cuando yo lo hago me doy cuenta de que hay algunas en las que no tengo ni un minuto.
En un primer momento, parece exagerado que os diga que puede que no dispongáis ni de una hora o dos a la semana, pero en la mayoría de los casos es así. Pensadlo (no valen las vacaciones) y analizad en períodos normales cuanto tiempo os concedéis a vosotras de manera consciente ¿Cuanto os queda? Muchas veces, aún disponiendo de este, nos empeñamos en dedicarlo a todo menos a nosotras. Se trata de un tipo de responsabilidad (incluso inconsciente) inherente a la mujer.
Un espacio tiempo para nosotras
Tener un espacio-tiempo ayuda a desarrollarnos interiormente y a sentir una sensación de plenitud. Un espacio en el que podemos plantearnos como van las cosas, cumplir alguna expectativa o darnos un capricho. Se trata de saber lo que queréis cuando nada ni nadie os demanda. No se incluyen tiempos dedicados a hacer la compra, deporte o actividades que, al fin y al cabo, son necesarias u obligadas. Hablo de dos horas en blanco a la semana, en las que elegir lo que realmente os apetezca, haciendo algo para lo que tengáis predisposición, siendo completamente conscientes de que se trata de vuestro momento.
Podéis dar un largo paseo, merendar en vuestro lugar favorito, daros un masaje, ver una película, meditar, acudir a una exposición, pintar, escribir... desconectar, desintoxicarse de obligaciones y recargar las pilas mediante una actividad que os realice y potencie lo que, de verdad, os gusta ¿No creéis que eso aporta belleza? Yo lo tengo comprobado, porque cuando lo practico vuelvo a la rutina con energía renovada, buen humor y un aspecto diferente.
He aprendido a buscar e identificar lo que me gusta e intentar dedicar a ello aunque sea un rato cada semana. Lo programo como un deber más, de lo contrario esta parcela sería la que siempre aplazaría para un momento mejor. Es importante que tenga la prioridad de "las otras tareas", porque estar bien es la única manera de dar lo mejor de uno mismo a la familia, rendir en el trabajo y estar en paz. Contrariamente a lo que pensamos, postergar el propio bienestar provoca no dar calidad de vida a los que nos rodean y estar mal psíquica y físicamente.
Primera norma a saber: nadie es indispensable
Cuanto antes se aprenda mejor. Es importante planificar vuestro momento durante la semana y cuando llegue, con plan establecido o improvisando, desconectar, dedicándolo a algo que simplemente os apetezca. Puede costar en un principio, podéis pensar que todo lo que funciona a vuestro alrededor puede dejar de hacerlo, pero observaréis que no es así. Yo misma he constatado esta teoría, al comprobar que problemas que creía "insolucionables" sin mi intervención se han resuelto en mi ausencia.
Con lo anterior no quiero decir que haya que olvidarse de compromisos, ni de perder el juicio, pero sí de que en momentos de crisis, analicéis si realmente sois imprescindibles o si estáis cargando con responsabilidades que podrían resolverse sin vuestra mediación o presencia. Porque quizá, simplemente, una pausa, un respiro os pueda ayudar y demostrar que con vuestra retirada no se acaba el mundo, y resulta una gran lección.
Vuestro físico lo agradece
Esta comprobado científicamente que la felicidad, los sentimientos agradables y positivos generan belleza y puede cambiar el aspecto de la piel, aportando luminosidad y lozanía. Estar relajado y ser feliz promueve la producción de endorfinas que estimulan el sistema inmune y nos aportan salud, y esta es belleza.
Actualmente la neurodermatologia y la neurocosmética dan constancia de la relación entre el sistema nervioso y la piel. Muchas veces hemos analizado en Trendencias Belleza los efectos nocivos del estrés sobre la piel, el cabello y el aspecto físico en general.
Hoy muchos cosméticos atienden a estos principios aportando sensaciones de bienestar que repercuten directamente en nuestro aspecto. Aromas y texturas que tienen como fin atender a nuestro sistema nervioso con la seguridad de que este va a repercutir en nuestra belleza.
Todas vosotras habréis comprobado en alguna ocasión que la felicidad tiene el poder de embellecer. No hay imagen más bella que la de una mujer con una sonrisa en su rostro. Además es la mejor gimnasia facial del mundo ¡La mejor reafirmante! Sí no lo creéis...¡probadlo! De poco vale ocuparse del exterior cuando interiormente no se esta bien por estrés, monotonía o falta de estímulos. Un gran componente de la belleza surge desde el interior, así que este invierno... ¡vamos a buscarla!
Imágenes | Wasteland, Free People En Trendencias Belleza | Afrontar el estrés de manera sana ¡Qué felicidad!