El sábado pasado durante la última edición del festival de Eurovisión, la anfitriona, Suecia, presentó un vídeo en el que presumía de su palmarés: ha sido ganadora del festival en seis ocasiones. Sin duda, los suecos saben hacer música pop.
Pero no es lo único que hacen bien. También tienen un gran sentido estético. El conocido estilo nórdico en decoración tiene multitud de adeptos. Las que nos interesamos por las tendencias no podemos no sentir admiración por el streetstyle sueco. En ocasiones incluso traicionamos las marcas españolas de ropa para decantarnos por las líneas depuradas de un vestido C.O.S. o unos prácticos pantalones de H&M, también de diseño sueco.
Dicho esto, hay una cosa difícil de entender: ¿por qué Abba, el grupo de música sueco de mayor éxito, tenía un vestuario tan hortera? El gusto por una cierta estética no sale de la nada, ¿cómo es posible que su imagen fuera tan diferente a lo que ahora entendemos por el estilo nórdico?
Como en la famosa escena del jersey azul de la película “El diablo viste de Prada”, detrás de una elección de este tipo hay mucho más de lo que pueda parecer. En el caso de Abba era un asunto de dinero.
Según lo cuentan los miembros del grupo en el libro publicado para celebrar el 40 aniversario de su victoria en Eurovisión, para poder desgravar el coste del vestuario, tenían que demostrar que se trata de ropa imposible de llevar en la calle. De ahí las plataformas exageradas, las lentejuelas y los pantalones muy, muy acampanados.
Es evidente que la ropa ha sido un elemento más que ha contribuido a la imagen del grupo. Como decía Björn Ulvaeus, vestían como locos, pero la gente se habría acordado de ellos incluso si no ganaban el concurso. Aún así, ¿no es demasiado con tal de desgravar alguna corona?.. Si estudiamos un poco la historia de Suecia, vemos que no lo es.
En la época en la que triunfaba Abba, las profesiones liberales en Suecia pagaban un IRPF de hasta un 83%. A esto se le sumaban otros impuestos y costes de seguridad social. Así, Astrid Lindgren, la creadora de Pippi Calzaslargas, en una ocasión tuvo que pagar más de lo que ingresó aquel año, un 102%. Indignada, escribió el cuento “Pomperipossa en Monismania”, una sátira en la que cuenta la surrealista experiencia. Por los mismos motivos el conocido director de cine sueco, Ingmar Bergman, amenazó con dejar el país.
Así que, más que una muestra del gusto personal de los componentes de Abba, su estilo era una inteligente estrategia, de imagen y de negocio. Aunque, viendo los impuestos que tenían que pagar, más que de hacerse ricos se trataba de salvar los muebles.
Fotos | Gtres
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