Siempre me creí especialmente capacitada para detectar una mentira, pero después de descubrir que mi anterior pareja me había mentido durante más de una década, caí en mi error. La solución estaba ahora en entender mi error y hacer todo lo posible porque no se repitiera. Lo malo es que la mayoría de las personas mienten entre una y dos veces al día y solo detectamos el 50% de las mentiras. Lo bueno es que eso me da muchas oportunidades para poner en práctica lo que la psicología y diferentes expertos en la materia como detectives, dicen sobre cómo pillar a un mentiroso.
Antes de continuar es conveniente entender que cada persona es única y estas señales no son infalibles. Las personas mentimos en todos los ámbitos de la vida (trabajo, familia, amigos, pareja) y lo hacemos por diferentes razones que van desde el miedo o la vergüenza hasta las ganas de conseguir algo. Por mucho que se cumplan estos consejos, nunca tendremos una certeza del 100% y lo mejor para averiguar la verdad será hacer más preguntas.
Hay cambios en su lenguaje corporal y verbal
El Dr. Jonathan Alpert, psicoterapeuta, y Rick Musson, consultor policial coinciden en que “es importante conocer el comportamiento físico típico de una persona para poder discernir con precisión las señales de mentira". Este estudio asegura que las microexpresiones, la inquietud y los gestos inusuales, pueden indicar engaño o intentos de engaño, y mentir puede provocar cambios fisiológicos en nuestro cuerpo como un aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración o cambios en el tono o el volumen de la voz.
El lenguaje no verbal en la comunicación depende mucho del contexto, de factores sociales, culturales y de la personalidad de la persona que tenemos delante. Por ejemplo, desviar la mirada al hablar puede ser una señal de mentira, pero también de ansiedad social, timidez, inseguridad o hasta de concentración. La clave es detectar esos cambios sutiles en su comunicación no verbal. Cualquier desviación de la norma puede indicar engaño o incomodidad con el tema.
Joshua Mason, psicólogo, detective y antiguo SWAT, explicaba en Medium que muchas personas mantienen el contacto visual cuando son sinceras y “se desvían cuando son deshonestas”, por lo que es importante estar atentos a ese cambio. Del mismo modo, murmurar o hablar más rápido de lo normal puede indicar que una persona está ansiosa por terminar la conversación para evitar que le pillen en la mentira.
Su historia es cronológicamente perfecta
José Luis Martín Ovejero, experto en detección de la mentira y autor del libro ‘Miénteme… si te atreves’, explicaba en una charla TED que mentir no es fácil para el cerebro y “deja pistas” en el lenguaje y comportamiento. Cuando mentimos, el cerebro tiene que ocultar la verdad y construir una historia falsa, lo que implica un mayor esfuerzo que contar la verdad. Ya lo dice el refrán, que “para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado”, porque es fácil meter la pata. Pero lo más significativo es que la mentira es cronológicamente perfecta. No hay lagunas ni falta nada y todo va en orden, casi como si fuera un minuto a minuto, algo que no ocurriría con un recuerdo real.
Se distancian de la historia
Las personas que mienten pueden empezar a distanciarse de su historia y centrar la atención en otras personas. Martín Ovejero explicaba que los mentirosos se centran en la historia principal y dejan de lado emociones y pensamientos y que suelen evitar la primera persona, con la intención de distanciarse de la mentira que tejen. La historia comienza a alejarse y empiezan a dar detalles irrelevantes que, según Manson, no recordaría alguien que estuviera diciendo la verdad porque “la mayoría de la gente no recuerda lo que hizo ayer y es raro tener detalles de eventos del pasado”.
No dan respuestas firmes
De manera inconsciente, una persona sin una psicopatía o sociopatía, como explica Mason, intentamos evitar mentir. Es decir, preferimos desviarnos ligeramente a que de nuestra boca salga una mentira como tal que nos pueda hacer sentir incómodos. “Al mentiroso le encanta responder a una pregunta con otra pregunta y evitar una respuesta breve, firme y sin calificativos”. Cuando somos honestos somos más directos. Por ejemplo, si alguien te pregunta ¿te ha gustado la peli que ha ganado el Oscar? Si eres honesto responderás sí, me ha encantado. Si no lo eres, es probable que respondas un “no está mal”.
Su comportamiento cambia
La psicóloga Ashley Hampton explica en Oprah Daily que los marcadores conductuales son más fiables que los físicos porque “dependen en gran medida de las inconsistencias”. Todos tenemos unos rasgos de comportamiento automáticos o marcadores conductuales y cuando nuestra historia es cierta y somos coherentes, nuestro comportamiento no cambia. Sin embargo, cuando alguien intenta mentir deja de comportarse de forma automática y empiezan las inconsistencias. Sonreímos más, o nos ponemos muy serios. Parpadeamos mucho, movemos las manos, empezamos a rascarnos, nos tocamos el pelo… Señales que no están presentes en una conversación normal y que pueden ser un indicativo de que hay algo que no cuadra.
Insistimos en esto: que se cumplan algunos no significa automáticamente que la persona que tenemos enfrente nos está mintiendo, pero notar que algo no encaja nos puede ayudar a hacer más preguntas para descubrir la verdad.
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