Mucho se ha hablado sobre los desplantes de Juan Carlos a doña Sofía a lo largo de su matrimonio, pero hubo una época en la que se cambiaron los papeles. Sofía de Grecia gozaba de la notoriedad social que "Juanito" anhelaba. Ella era la figura destacable del matrimonio, la futura heredera al trono griego. El emérito, por aquel entonces, "no era nadie", tal y como recuerda Pilar Eyre.
Antes de casarse, la realidad entre Juan Carlos y Sofía era muy distinta a la que conocimos después. "Los padres de él no eran nadie. No se sabía si Franco haría sucesor a Juan Carlos", explica la periodista. Por ese motivo, la familia materna de Felipe VI "quiso demostrar su poder" el día del enlace. Al parecer, "sometieron a Juan Carlos a todo tipo de humillaciones".
Aquel 12 de septiembre de 1961, Sofía se levantó a las cinco de la madrugada para acicalarse. Una conocidísima maquilladora la sometió a infinitos "rituales faciales con caviar y pepino" para estar idónea a la hora del enlace. Juan Carlos, alejado de lujos y excentricidades, pasó la noche junto a su familia lejos de palacio.
Mientras la familia griega se alojaba en la sede Real, los invitados por parte del novio eran tratados "con insolencia" en un hotel cercano. "Una prima de Juan Carlos explicó que iban con ropa interior por los pasillos porque no estaban acostumbrados a la buena calefacción y a las moquetas", cuenta Eyre en Youtube.
Al parecer, los familiares del emérito "volaron en vuelos regulares" y no gozaron de ningún privilegio. De este modo, Federica de Hannover pretendía posicionarse por encima del padre de Juan Carlos. "Cuando entraba don Juan en los lugares públicos, los músicos siempre fingían equivocarse y tocaban un pasodoble torero" para ridiculizarlo, explica la periodista.
Fotos | Casa Real España
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