Juan Carlos no solo se sintió libre, también creía ser impune. Y en la práctica, lo era. Nadie hablaba de aventuras amorosas ni trapicheos económicos. Él hacía y deshacía a su antojo. Le gustaba acostarse con distintas mujeres y viajar junto a ellas hasta la otra punta del mundo. Desde Casa Real le advirtieron en alguna ocasión, pero él siempre hizo oídos sordos.
Sofía guardaba silencio y la prensa de la época también. Más que conocido era su romance con Bárbara Rey, pero nadie abrió la boca durante más de una década. Cuando Felipe VI heredó el trono, la información comenzó a brotar. La propia Bárbara aprovechó para grabar un documental y revelar en él ciertos detalles sobre su idilio con el monarca.
Y no, no fue ella su única amante. Corinna Larsen o Marta Gayá también compartieron lecho con el rey. Gayá, en concreto, fue la más discreta de sus amantes. Natural de Mallorca, la heredera de un importante empresario de la isla mantuvo encuentros con Juan Carlos durante años. Se dice que todavía mantienen el contacto y suelen verse en Abu Dabi.
Juan Carlos y Sofía
En el pasado, Marta y Juan Carlos vivían su idilio sin complejos. Ella jamás habló con periodistas ni meditó aparecer en portadas. No lo necesitaba. Era feliz con su romance furtivo y siempre comprendió el papel que cumplía Juan Carlos. Él, en cambio, fue menos inteligente. En alguna ocasión, hizo comentarios inapropiados en público
Tal y como revela Lecturas, Juan Carlos se refirió a los padres de Gayá como "mis suegros" durante una cena en Mallorca. La reina Sofía lo escuchó, pero guardó silencio como siempre hacía. En varias ocasiones, el círculo más íntimo del rey le llamaron la atención. "Tenga cuidado, Majestad", le decían.
Fotos | Casa Real
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