Decirte que Joaquín Sánchez y Susana Saborido conforman uno de los matrimonios más consolidados del famoseo no es ningún misterio. Mientras él le aporta la chispa y el nervio a la relación, ella es la calma y la paciencia que debe suponer convivir con alguien tan enérgico como el bético.
Aunque juntos han formado una familia de revista (y muuuuy tiktokera), sus comienzos no fueron nada fáciles. Especialmente para el futbolista, quien desde primera hora cayó rendido ante Susana, y eso que ella no le hacía ni caso. Tal y como la pareja confesó en 'La penúltima y me voy', a Saborido, que conoció a su marido a través de una amiga en común, no le entusiasmaba la fama que solían (y suelen) arrastrar los futbolistas.
La cosa cambió cuando un día, en plena conversación, Sánchez le espetó un "¿Qué haces hablando conmigo si tú a mí no me puedes ver?" a su, por entonces, amiga, provocando que a ésta le apeteciera conocerlo sin más colegas presentes.
Y llegó la primera cita
La primera cita de la pareja fue, cuanto menos, curiosa. Y es que Sánchez, en un alarde de fantasmear con su profesión, se llevó "cinco botellas de agua para quedar bien. No sé por qué me dio por ahí. Compre tres o cuatro botellas de agua para decir", confesaba en el programa de Antena 3, admitiendo que lo hizo únicamente para decir "es que los deportistas bebemos mucha agua".
La mentira piadosa del andaluz le salió... ¿húmeda?: "Me tuve que beber toda el agua y me tiré toda la noche en el baño y cada vez que quería atacar me entraban ganas de ir al baño", rememoraba Joaquín. Finalmente, todo quedó en una graciosa anécdota, triunfó el amor y los novios se convirtieron en 'marido y mujer' en 2005.
Fotos | Instagram de @joaquinarte @susanayj7
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