Fue en el Día de los Inocentes del año pasado cuando Isabel Preysler anunciaba a golpe de exclusiva la ruptura con Mario Vargas Llosa. Nos pareció una broma, lo reconocemos, dada la fecha elegida para soltar el notición. Aquí nadie ha llorado por nadie. La reina de los corazones centró sus quehaceres en su hija Tamara Falcó, que rompió su compromiso, lo retomó y comenzó los preparativos de su boda con Iñigo Onieva en el mismo cuarto de hora (nótese la ironía). ¿Y él? Pues ni corto ni perezoso se reconcilió con Patricia Llosa, que también es su prima, a la que dejó después de 50 años de casados por la socialité. Y todos tan amigos.
Este verano ha sido el primero en ocho años en el que el Nobel de Literatura no ha contado con la compañía de Isabel. Sí la de Patricia. Tal y como el escritor ha desvelado en su artículo para 'El País', juntos lo han pasado bomba en su escapada a Salzburgo: "Después de ocho años he regresado al paraíso. Siempre recuerdo el día, decenas de años atrás, que Ernst Keller, un empresario suizo avecindado en el Perú que tenía una fundación educativa, nos esperaba a Patricia y a mí con un paquete de boletos para las funciones del festival de verano que se celebra en Salzburgo y que transcurre desde finales de julio hasta el último día de agosto", relata el peruano.
Vargas Llosa no ha dicho ni mú sobre su separación de Preysler pero sí se ha mostrado súper contento de retomar las costumbres que tenía con la madre de sus hijos: "Patricia y yo hemos aparecido por aquí para darnos un baño de buena música y ver las mejores óperas", añade el escritor.
Tampoco se puede decir que nos haya pillado de nuevas el testimonio de Mario. Ya dejó cristalino cómo se sentía cuando la ruptura con la filipina irrumpió en los titulares: "He recuperado mi libertad", espetaba el autor de 'La ciudad y los perros' al 'Paris Match' por entonces.
Fotos | Gtres
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