Es uno de los mejores del planeta, y lo suyo le ha costado serlo. Antonio Díaz nació en Badía del Vallés (Cataluña) y es ahí donde reside su familia. Se crió como un niño más del pueblo, se interesó por la magia desde joven y trabajó duro para convertirse en el ilusionista más taquillero de la historia. Ahora, el Mago Pop y sus trucos recorren el mundo para deleitar a millones de personas. Su fama es mundial, y el precio de sus entradas, en ocasiones, alcanza límites insospechados.
Todos quieren ver al Mago Pop, especialmente en Estados Unidos. Allí el público es más agradecido, más enérgico y colaborativo. Les gusta jugar, meterse en el show y creer en la magia sin esforzarse por encontrar el truco. En España, en cambio, somos algo más resabiados. Buscamos la falta, el error y el chisme.
"El público americano es más festivo, por así decirlo. Es más rock and roll. Es un público más agradecido. Se apagan las luces, va a empezar la función y empiezan a gritar... Cuesta mucho ganarse un aplauso en España. Por eso me ha servido tanto todo este rodaje", comentaba Antonio en 'Viajando con Chéster'.
En lo que respecta a sus entradas, admite que han son "caras", pero lo cierto es que la calidad se paga. Hasta 350 euros por ticket ha llegado a facturar el Mago Pop fuera de nuestras fronteras. "Lo veo caro, me doy cuenta. Pero vi que pagaban y no lo bajamos", le admitió a Risto Mejide, que no dudó en mostrar su sorpresa y felicitó al mago por el logro.
"Yo sé que tú sabes que lo que hago no es verdad. Pero los dos lo obviamos por un rato", reflexionaba Antonio. Y ahí está la magia, en la fe. Consiste en creer en el espectáculo, tener ilusión, sensibilidad y empatía. Eso sí, cuando el truco no sale, hasta el famoso Pop admite que no hay nada que hacer: solo queda ofrecer una sonrisa.
Fotos | Cuatro
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