A Andrés Sardá le llegó la inspiración desde el mar Mediterráneo para su colección Primavera-Verano 2012. Las culturas que vimos representadas fueron Grecia, Roma y Egipto, dejando a la luz una propuesta con sus luces y sus sombras, coincidiendo cada una de éstas con la mañana y la noche, la cual se llevó la peor parte.
Lo más acertado del desfile fueron los imposibles zapatos diseñados para la ocasión. Dignos de entrar en cualquier lista de los más incómodos pero amantes de las líneas más estilizadas. Las modelos supieron defenderse muy bien sobre plataformas curvilíneas que eclipsaron a las prendas de moda baño allí presentadas. De nuevo Carmen Kaas fue la estrella, desfilando al ritmo de unos bajos potentes procedentes de la música electrónica escogida para la ocasión.
De entre todas las ideas, las túnicas consiguieron brillar más que el resto. Túnicas muy largas, vaporsas y transparentes que cubrían diminutos conjuntos de baño.
Entre los bañadores destacaron de nuevo los modelos bandeau, que repetirían así por segundo año consecutivo tras la fuerza que tuvieron en el presente verano.
Tendencias que volvieron a recuperar la inspiración marítima, con rayas en las que vimos alegres colores como el amarillo y el azul, combinados con el blanco.
Destacaron para bien los primeros conjuntos de azul klein, de mis favoritos de la colección.
Y justo al contrario las rayas de la noche en las cuales parecía verse de nuevo a la Sonia Rykiel de hace unos años, más que a una Prada Primavera-Verano 2011. Fucsias, naranjas y negros en conjuntos nada acertados.
El repaso a Egipto fue el más flojo de todos, en el cual llegaron los dorados en largos conjuntos y las plumas.
Y el final con Iris Strubegger.
Fotos | Image.net
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