Navegando por Internet he ido a dar con un vídeo que me ha llamado muchísimo la atención pues es un recopilatorio de esos que últimamente se han puesto de moda, y que pasan revista a la evolución no de los diamantes, que son inalterables, sino a las monturas en las que han sido engastados a lo largo del último siglo y, ya de paso, también a esos estuchitos tan cucos que los custodian.
El diamante es carbono puro convertido en cristal tras millones de años de formación. El diamante es brillante, y refleja la luz blanca. Al actuar como un prisma, también concentra y refracta la luz y, al brillar con luz reflejada y refractada, destella pudiéndose ver a gran distancia.
Los diamantes son casi tan viejos como la misma Tierra. La mayoría de ellos se forman debido a las condiciones de presión y temperaturas extremas que se producen a grandes profundidades en el manto terrestre, y llegan a la superficie a través del magma de las erupciones volcánicas.
Las famosas cuatro “C”
Las cuatro características que determinan la calidad y el precio de un diamante son:
- Carat (peso)
- Colour (color)
- Cut (talla)
- Clarity (pureza)
Cuando se decide maximizar el tamaño en lugar de la belleza, la piedra suele perder brillo, dispersión y fuego, por lo que la belleza debería siempre triunfar sobre el tamaño en todos los casos pero claro, ¡para gusto los colores!
La piedra de talla brillante suele contar con 57 o 58 facetas que reflejan la luz en todos los sentidos, para acabar saliendo por la corona como si fuese fuego. Existen varios tipos de tallas. Las más conocidas son la talla marquesa, la esmeralda, princesa, carré, en forma de corazón, de pera, oval o triangular. Las tallas más populares son las redondas que hacen resplandecer el brillo de los diamantes, las cuadradas, que incrementan visualmente su tamaño, y los tipos esmeralda o rectangulares que son considerados como los más sofisticados.
Se ha calculado que, durante toda su vida, una mujer admira su anillo de compromiso como mínimo un millón de veces
El quilate es la medida de peso del diamante. El origen de la denominación de “carat” (quilate) proviene de la antigua tradición india de pesar los diamantes con granos de algarrobo pues, aparentemente estos son muy homogéneos en lo relacionado con el peso. Posteriormente, los griegos adoptaron estas medidas. A ellos se debe el vocablo “ceration” (cuatro granos), que los árabes tradujeron por “qirat”. Un diamante de un gramo de peso equivale a cinco quilates, que es ya un tamaño “enorme” para un diamante.
Pero no sólo el peso será quien determine el valor de un diamante. El color, la talla, la pureza y el equilibrio son las características principales para determinar el valor de esta piedra. Un diamante tallado, cuanto más blanco (transparente), más bonito, escaso y valioso es. La talla del diamante determina siempre su forma. Lo que se valora son tres cosas: la profundidad, anchura y uniformidad de cada una de sus facetas.
Qué son las impurezas
Las impurezas son parte natural del diamante, aunque hay defectos que pueden producirse cuando se está manipulando la piedra durante el tallado o pulido. Se dice que una piedra es “limpia” si al examinarse con una lente de diez aumentos no se distinguen fallas internas (nubes, plumas o cabezas de alfiler), ni imperfecciones externas (rayaduras, perforaciones o lascaduras). Un diamante verdaderamente limpio es extremadamente raro, y de ahí deriva su precio. Dos piedras de igual peso pueden variar mucho en precio por las diferencias entre calidades.
La mayoría de los diamantes son blancos o incoloros, aunque muchos contienen tonalidades amarillentas o tirando a café. También los hay blanco-azulados (muy raros, y valiosos). La mejor forma de ver el color real de un diamante es observándolo diagonalmente sobre un fondo blanco. Los diamantes transparentes son más baratos si presentan tonalidades amarillentas, mientras que los diamantes rosas o azules pueden ser notablemente más caros. De todos los colores, los rojos son los más raros y valiosos. Estos diamantes, muy raros, provienen en su mayoría de las minas australianas, y son conocidos en el argot con el nombre de “Fancy Color”.
Un buen anillo de compromiso debe valer el equivalente a dos meses de sueldo
A lo largo de los últimos 100 años, los solitarios de diamantes siempre han sido los más populares a la hora de comprometerse. La creadora del famoso slogan “Un diamante es para siempre” (A diamond is forever) fue la escritora Frances Gerety. En 1948 la compañía De Beers encargó a la agencia de publicidad N.W. Ayer & Son una campaña que duró muchos años y que se empeñó en hacer creer a la gente que un diamante era el símbolo del amor eterno.
Sin embargo aunque esta piedra permanezca siempre inalterable, las monturas en los que van engastados sí que reflejan los diferentes estilos imperantes en cada época a la hora de exhibir esta piedra.
Evolución del estilo
Para que nos ayudase a entender la evolución del estilo en las monturas de los anillos de pedida a lo largo de las últimas diez décadas hemos pedido ayuda a la diseñadora de joyas de autor y contemporáneas Elisabeth Alba.
- 1890-1900 Surge el Modernismo o Art Nouveau, época en la que se dejó de ver a las joyas como simples objetos empezando a crearse auténticos diseños artísticos. Las sortijas de pedida solían ser anillos de oro amarillo con 6 garras sobre los que iban engastados un diamante solitario clásico. Las puntas de las garras van ligeramente dobladas resposando sobre la superficie de la piedra con el fin de mantenerla firmemente en su lugar. Con este tipo de montura el diamante queda completamente expuesto potenciando su brillo.
- 1900-1920 El movimiento Art Decó coincidió con el periodo eduardiano, una época en la que se crearon fabulosas joyas de la más alta calidad con diseños innovadores, y en la que las monturas de estos anillos iban perforadas formando un calado y sobre ellas solían engastarse diamantes de talla redonda.
- 1920-1930 Durante la época del Art Decó la geometría estaba a la orden día día y esto se reflejaba también en las monturas de platino adornadas con un calado perforado. El movimiento alemán Bauhaus que pretendía borrar las barreras entre los artistas y los artesanos también dio formas estilisticamente simplificadas propiciando la aparición de la bisutería.
- 1930-1940 La época de la Gran Depresión creó un concepto de joya asequible de producción industrial donde se utilizaba el oro blanco junto con el montaje en filigrana que se remontaba a la época eduardiana.
- 1940-1950 Los años 40 coincidieron con la Segunda Guerra Mundial y anunciaron un época de autarquía en la que no estaba permitido utilizar el oro de 18 quilates, lo que propició el uso del oro rosa que se declinaba en monturas de tejido metálico. En 1945 se puso de moda el anillo War Bride, un anillo de oro de 14 quilates que como su propio nombre indica era el que los hombres podían regalar a sus novias debido al racionamiento de los metales preciosos durante los años de la guerra.
- 1950-1960 Con posterioridad a la guerra surgió una década marcada por la diversión y el artificio. El platino volvió a convertirse en el metal preferido. Los anillos de pedida solían llevar un solitario central de talla redonda flanqueado por tríos de brillantes redondos a los lados.
- 1960-1970 Los años 60 fue una época marcada por el Pop Art que produjo una joyería más transgresora con joyas de formas geométricas de gran volumen. Por aquel entonces se produjo un aumento de interés por los diamantes tallados en forma de esmeralda, pera, marquesa y diamantes en forma de corazón engastados en platino.
- 1970-1980 Durante el periodo Hippie comenzó a estilarse lucir el anillo de pedida junto con una alianza de diamantes en talla baguette montados sobre platino. El solitario podía ser de talla redonda o de talla marquesa con otros diamantes más pequeños a su alrededor. Eso para las más clásicas ya que la joyería se volvió étnica en todos los sentidos.
- 1980-1990 Empieza a cobrar importancia la joyería XL y el oro amarillo como principal metal en la joyería de la época. El solitario se consolida con el anillo de pedida por excelencia pero engastado en monturas adornadas con baguettes de diamantes a cada lado. La montura con barras utiliza una delgada montura con doble guía para sostener las piedras ofreciendo un aspecto muy moderno.
- 1990-2000 Auge de las joyas de autor. Los diamantes con talla triangular montado sobre oro blanco de 19 quilates comienzan a ponerse de moda, convirtiéndose en los preferidos por las novias.
- 2000-2010 Nuevo siglo, nuevas joyas. Una etapa en la que cabe destacar el uso de nuevas tecnologias, que lleva a tomar consciencia del valor artístico de las joyas. Los diamantes de talla princesa se convierten en los más solicitados normalmente engastados en platino o en oro blanco.
- 2010-2015 La crisis mundial promueve una tendencia hacia lo minimalista. Contrariamente, los diamantes Fancy Color empiezan a ocupar un lugar destacado en las preferencias, y la demanda de diamantes coloreados de lujo experimenta un gran auge con tallas en forma de cojín rectangular rodeados por un hilo de diamantes en talla brillante. Las gemas son sostenidas por un aro que rodea los bordes de la piedra. Se trata de una montura muy segura para quienes llevan un estilo de vida muy activo.
Como curiosidad, terminar comentando que entre los americanos un buen anillo de compromiso debe valer el equivalente a dos meses de sueldo. En Japón, tres meses de sueldo. Se ha calculado que a lo largo de su vida una mujer admirará extasiada su anillo de compromiso como mínimo un millón de veces, así que quien lo regale tiene que asegurarse de que se trate de una experiencia estupenda todas las veces, ¿no os parece?
Fotos | Facebook Tiffany