El cuidado de nuestra alimentación y de nuestra salud es trending y, aunque esperamos que sea algo más que una moda, la verdad es que en los últimos años cada vez se está extendiendo más la preocupación por consumir alimentos reales, que formen parte de una dieta saludable para nuestro organismo - y no solo para nuestro físico - y que nos cuide desde dentro a fuera.
En esta alimentación completa y nutritiva, las semillas están adoptando un papel mucho más importante del que habían tenido hasta ahora. Y es que, gracias al conocimiento que actualmente tenemos sobre sus beneficios, sabemos que semillas como las de chia o las de sésamo, entre otras, nos aportan propiedades esenciales.
Entre estas semillas, otras de las que se están descubriendo como superalimentos, son las semillas de lino o linaza.
Semillas de linaza: todo proteínas y grasas saludables
El principal nutriente que podemos encontrar en las semillas de linaza son las grasas insaturadas, como el ácido alfa linolénico, que consiste en un tipo de omega 3. Además, presentan también grandes cantidades de proteína, fibra, vitamina B, E y potasio.
Estas semillas pequeñas, presentan en sí mismas una gran cantidad de nutrientes concentrados, ya que tienen muy poca cantidad de acuosidad. Esto hace que su uso en la cocina nos aporte nutrientes necesarios en grandes cantidades, pero de forma muy sencilla.
De esta manera podemos beneficiarnos de sus propiedades antioxidantes, así como de sus beneficios para promover la saciedad en nosotras. Lo que nos ayudará a sentir menos hambre y, por tanto, reducir la cantidad de calorías que consumimos en el día.
No solo eso, sino que su alta presencia en fibra ayuda a mejorar nuestro tránsito intestinal, reduciendo la sensación de hinchazón y funcionando también como prebiótico para cuidar nuestra flora intestinal.
Las semillas de linaza en la cocina
La duda que se nos presenta, ahora que sabemos todos los beneficios que las semillas de lino nos aportan, es cómo utilizarlas en la cocina e incluirla en nuestra alimentación.
Una de las ventajas que las semillas de linaza presentan, similar a las de chía, es que gracias a la fibra presente en ellas, cuando se les añade líquido tienen propiedades aglutinantes y espesantes. Esto quiere decir que adoptan un aspecto gelatinoso, que podemos utilizar para elaborar platos como puddings u otros postres.
También se utilizan en dietas veganas como sustitutos del huevo o como emulsionantes. Además, las podemos incluir en la elaboración de panes, de snacks crujientes como los crackers, en nuestros desayunos o smoothies como topping, en rebozados saludables
Las semillas de lino fuera de la cocina
Una de las particularidades de las semillas de lino o linaza es que no solo nos benefician en la cocina, sino que las podemos utilizar fuera de ella. Dentro del movimiento curly que estamos viviendo en Instagram durante los años, y del que os hablamos hace unos meses, se buscan geles de definición que ayuden a mantener unos rizos bonitos, hidratados y elásticos, pero libres de siliconas o sulfatos.
El problema con estos productos es que suelen tener un precio elevado, por lo que muchas buscamos alternativas más económicas. Una de esas alternativas, que podemos elaborar en casa, es el gel de linaza.
Gracias a sus propiedades aglomerantes, con agua caliente, semillas de linaza y un poco de paciencia, podemos elaborar un gel de definición para nuestro cabello rizado que deja unos rizos naturales, muy hidratados y con un aspecto de lo más brillante.
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