Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi han sido los últimos en caer. Gianfranco Ferrè les ha puesto de patitas a la calle. Los problemas económicos de la compañía, adquirida el pasado febrero por Paris Group, son, según la firma, las causas de su despido.
Defenestrar al director creativo está de moda. Desde la debacle en marzo de John Galliano, la lista no ha dejado de engordar: Christophe Decarnin (Balmain), Vanessa Seward (Azzaro), Cédric Charlier (Cacharel) y ahora la pareja detrás de la italiana Gianfranco Ferré.
El caso Galliano demostró que las casas prefieren proteger su nombre a defender a sus diseñadores. Su despido se debió a los insultos antisemitas (intolerables, por cierto) que profirió en varias ocasiones (vídeo incluido). Con él se iba la extravagancia de una era.
La moda pasa por la guillotina. Ni tan siquiera Karl Lagerfeld, la mente detrás de Chanel, está a salvo según algunas fuentes. Las marcas aguantan cada día menos las extravagancias de los diseñadores-estrella. Ya no les convienen. Ahora buscan Sarah Burtons (Alexander McQueen), directores creativos trabajadores, eficaces, de perfil bajo y formados en el seno de la casa. El fichaje de Olivier Rousteing es un ejemplo. "La casa Balmain se complace en anunciar el nombramiento de su nuevo diseñador, Olivier Rousteing. El señor Rousteing pasará a encargarse de supervisar la creación y desarrollo tanto de la línea masculina como de la femenina de prèt-à-porter", comunicó el martesla firma en su web. Poco se sabía de este francés formado en la Escuela Superior de Artes y Técnicas de la Moda (ESMOD) y en Roberto Cavalli (donde trabajo cinco años) antes de su nombramiento.
¿A qué viene está escabechina? Si bien es cierto que las firmas de lujo no se tiran de los pelos por la crisis (a algunos grupos como LVMH les va de maravilla), la coyuntura no está como para hacer experimentos... Dicho de otro modo, es mucho más complicado defender la excentricidad de un diseñador tipo Galliano en época de vacas flacas.
En la década de los noventa era una jugada lógica. Las marcas contrataban a diseñadores-celebrities para reinventarse (Dior entre ellas). Pero ahora ya no viene a cuento. Frédéric Boudelier, Director de Patrimonio de la Maison Dior, me contaba hace unos meses: “Dior tenía fama de casa vieja antaño. Hablar de sus raíces hubiera quedado anticuado. Pero Galliano la ha rejuvenecido. […]. En esta época de nostalgia es normal que se recuperen la figura de Christian Dior y los orígenes de la firma”.
Tras el naufragio (crisis económica) las casas luchan por mantener su identidad y su esencia. Las personalidades fuertes pueden estorbar.
La era de las supermodelos llegó a su fin hace ya bastante . ¿Es este el fin de los superdiseñadores?
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