Mientras Cindy McCain se decanta por el clásico espíritu conservador americano encarnado por creadores de la vieja escuela que visten a señoronas adineradas que veraenan en Maryland (que las que tiene pozos de petróleo en Texas tiran más a la Alta Costura Europea), esto es, Óscar de la Renta o Carolina Herrera, Michelle Obama apuesta por el multiculturalismo y los jóvenes diseñadores de vanguardia como Thakoon.
En esto de la política y la carrera hacia la Casa Blanca nada es casual, y aunque a muchos les pese o les pueda el escepticismo, la moda, y el estilo de los candidatos y sus mujeres, juega un papel crucial a efectos de congruencia y sensatez. En España pasa un poco lo mismo aunque ciertos tics de provincianismo todavía nos impidan estar cómodos con un grupo de Ministras en las portada de Vogue.
Y es que, que a Sonsoles Espinosa le gusten los blazers de Martin Margiela y a la presidenta de la Comunidad de Madrid, los vestidos de Ágatha Ruiz de la Prada, tiene su sentido político.
Thakoon Panichgul pertenece a una nueva camada de diseñadores americanos de origen asiático que ha sabido modernizar el minimalismo americano y convertir el casal wear en un ejercicio de sofisticación "a la europea". Tailandés de nacimiento, y con tan solo 31 años, además de ser licenciado en económicas, estudió diseño en la Parsons School of Design de Nueva York, su ciudad de residencia.
Antes de lanzarse en solitario con su propia línea femenina, Panichgul trabajó en el departamento de compras de J.Crew y fue columnista de moda en Harper's Bazaar. La misma publicación que ahora lo encumbra como uno de los creadores más relevantes del panorama americano.
Su estilo es la mezcla perfecta la esencia del pasado y los aires urbanos, es un modernizador nato y no es de extrañar que Michelle Obama lo haya elegido como diseñador de cabecera para hacer de ella la antítesis de su competidora.
Si bien a la mujer del candidato republicano le encanta que su vestuario exclame "mujer rica a la vista", Obama, profesional liberal que se gana la vida doblemente mejor que su marido, prefiere que la gente vea en ella a una mujer discreta y nada ostentosa, con un gusto delicado e innovador, perfecto para alguien que no le tiene miedo a los cambios y mira al futuro.