Constance Hall, una bloguera de Australia, subió el otro día un mensaje a Facebook que lleva ya más de cien mil likes y dieciocho mil compartidos.
"Dear friends without children" es una carta emocionante dirigida a todos esos amigos sin descendencia que durante años han acudido a las fiestas de cumpleaños de sus pequeños, se han visto obligados a comer en locales especiales para niños (sin tenerlos) y han visto como bebés les tiraban la bebida encima de su nuevo móvil o les manchaban las camisas con sus deditos grasientos.
En resumen, amigas y amigos que han sido como segundos padres para ellos, de una forma totalmente desinteresada y maravillosa.
El primer pensamiento cuando lees el título del post de Constante Hall es que está intentando convencer a sus amigos sin hijos de lo maravilloso que es el mundo de la paternidad y de que no deberían perdérselo y, en resumen, recordarles todas esas cosas que se suelen decir a las personas que tienen más de treinta años y no se han planteado dar el paso.
Nada más lejos de la realidad.
"Dear friends without children" es una carta de agradecimiento a todos esas personas, amigos y conocidos, que están siempre ahí cuando más lo necesitamos, sacrificando su tiempo libre para estar con nosotros... y nuestros hijos: yendo a parques y lugares infantiles, comiendo hamburguesas en la hamburguesería, sufriendo también las manchas de ketchup en sus camisas o que la sintonía de Bob Esponja suene en un loop eterno mientras tratáis de tener una conversación adulta.
El post ya tiene más de quince mil comentarios y como os podéis imaginar muchos de los mensajes son de padres que quieren aprovechar para agradecer a esos amigos sin descendencia el apoyo de todos estos años... y por aguantar el ruido, el llanto, el caos o que los más pequeños monopolicen la televisión cuando van de visita a sus casas. Por no mencionar Los Cantajuegos...
"Vienes a mi casa con historias interesantes" escribe Constante en su post "y eres pura inspiración cuando me hablas de tus próximos proyectos." Sí, nada puede ser más cierto. Una de las cosas maravillosas de compartir momentos con nuestros amigos sin hijos es saborear a través de ellos cómo es su vida, un vistazo a un mundo totalmente diferente al que vivimos y que comparten con nosotros generosamente.
Pero nos dan todavía más, porque también se ofrecen a compartir nuestro universo: "antes de tener hijos, no recuerdo un sólo momento donde fuera tan maravillosa y encantadora de sacrificar una noche de sábado en un pub para sentarme en el suelo de la cocina a jugar al Twister con el niño de una amiga".
Puede que no lo digamos lo suficiente, pero si tienes la suerte de contar con una amiga o amigo así, hazle llegar este post. La mejor manera de darle las gracias.
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Fotos | Y de repente tú, Where the heart is
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