Perro y timbre es una combinación de elementos que no suele ser fuente de alegrías para los dueños de peludos. Ni para sus vecinos, todo hay que decirlo. Y es que ladrar cuando llaman a la puerta es un problema de disciplina canina bastante común, ya que se trata de un comportamiento natural de protección a la manda (o familia, en este caso). No importa si se trata de un dóberman o de un pequinés. No obstante, es posible conseguir que dejen de hacerlo si se sabe cómo.
Tipos de ladrido cuando suena el timbre
Como siempre, parte de la solución de un problema pasa y empieza por entender las causas por las que se produce. De este modo, como "mamá" de perro" en proceso de intentar dejar de temer que el cartero llame al timbre, he aprendido, tras mucho documentarme, que los perros pueden ladrar ante este estímulo por dos motivos distintos e incluso combinados:
En primer lugar tenemos el instinto territorial, un comportamiento que puede resultar tranquilizardor a los humanos porque el perro defienda la casa y disuada a los intrusos. sin embargo, este tipo de ladridos suelen ser compulsivos e insistentes. Muy molestos a la larga.
Por otro lado, un ladrido también puede advertirnos de una llegada que les agrada. Tanto porque saben que el sonido del timbre anticipa recibir una visita o porque significa que viene alguien de la familia, ante lo que se muestran excitados. Es reconocible porque el ladrido es menor que en el anterior caso y, además, mueven la cola, establecen contacto visual contigo y esperan a que abras la puerta.
Enseñar a tu perro a que deje de ladrar cuando llaman al timbre
En mi propia experiencia, algo muy sencillo que marca la gran diferencia es mantener una actitud tranquila y relajada. No siempre es fácil con el jaleo del ruido y el hecho de que hay al otro lado alguien esperando a que le atiendas pero es la única manera de empezar. Regañar y gritar solo hará que el problema se vuelva más y más grande, ya que retroalimentamos su nerviosismo.
Así, cuando alguien llama a la puerta y mi perro ladra por instinto, me dirijo a él sin agobios ni prisas por atender la puerta rápido y lo dirijo tranquilamente a su cama (pero puedes hacerlo con cualquier sitio en el que tu mascota se tumbe a relajarse) mientras repito a "tu cama" (aunque puedes usar la orden que quieras). Eso sí, es importante que lo hagamos sin forzarlo, se trata de que nos obedezca y de acompañárlo a su sitio.
Una vez te haya hecho caso, prémialo. No te voy a mentir, te llevará muchas repeticiones y constancia conseguir que deje de ladrar como un loco. Pero, aunque la solución total puede tardar semanas y meses en llegar, te prometo que la mejoría sí es inmediata en cuanto emmpiezas a poner esta técnica en práctica.
Fotos | Unsplash
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